Capítulo 4 (VIII)

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No sé cuánto tiempo ha pasado cuando Armando, seguido por Renato, se acerca a nuestra mesa y nos dice:

-Chicos, yo ya me voy.

Todos nos levantamos para despedirlo y al final lo hace nustro manager, con un apretón de manos y un abrazo; está claro que han hecho un buen dúo. Varios mojitos después me cuesta menos incluirme en las ahora entretenidas conversaciones, aunque sigo sin poder apartar los ojos de ella, que de igual modo está más comunicativa; sus mejillas están sonrosadas por el alcohol y su expresión es más relajada.

<<Está preciosa.>>

Interrumpo mis cavilaciones cuando la voz de Erick se abre paso entre las demás:

-¡Vamos a terminar la fiesta en la piscina!

La más delgada, Luna, se muestra inmediatamente de acuerdo y es secundada por todos. Chris le comunica la idea a nuestro manager y él no hace más que asentir; le agrada que la pasemos bien y ahora mismo está claro que lo hacemos. Nos dirigimos en grupo a la salida, después de inmortalizar el momento con unas cuantas fotos que Renato nos hace a todos juntos. Debemos pasar por Recepción para recuperar las llaves electrónicas de las habitaciones de las chicas; decidimos ir todos y eso me gusta porque me permitirá pasar más tiempo con la deliciosa Samantha. Antes de abandonar el bar, respondo a mi pregunta no formulada sobre el origen de la rosa que Chris le ha regalado a Lucía cuando echo un último vistazo al espacio y advierto hacia un lado de la barra un bonito jarrón con dos docenas de rosas de tallo largo.

<<Bien jugado, papi.>>

Como es obvio, tenemos que distribuirnos entre dos ascensores, porque trece personas no entran en uno sólo. Ella, que viene de última acompañada por sus dos amigos, no cabe en el que estoy yo, así que entra en el otro; me hubiera encantado compartir el reducido espacio del ascensor con ella.

<<Mmm... ¡Qué idea tan excitante!>>

El ascensor se detiene, se abre la puerta y en un abrir y cerrar de ojos ya todos estamos en la primera planta. En grupo, avanzamos por el vestíbulo. Echo un breve vistazo al espacio, suntuoso, impresionante, lleno de butacas mullidas y desierto, excepto por un señor de pelo canoso que sentado en un acogedor sofá, se fuma un puro*; entonces me doy cuenta de que Samantha no está.

<<No vi cuando se separó del grupo.>>

La recepcionista ya les ha tomado los datos a todas y sólo le entrega las tarjetas a cuatro de nuestras invitadas; la de Samantha la guarda Renato.

<<¿A dónde habrá ido?>>

Hacemos nuevamente nuestro camino a los ascensores y ella todavía no aparece. Renato decide quedarse en el piso para hacerle llegar su llave cuando Fanni sugiere que Samantha está despidiéndose de sus amigos. Entro en el ascensor y una vez que todos están dentro, pulso el botón correspondiente al piso donde está mi suite.

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Hazme Tuya (CNCO Hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora