Capítulo 5 (III)

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Disimulo mi regocijo cuando empieza a caminar hacia mí con el móvil en la mano. A medida que se acerca soy consciente de como sus ojos se oscurecen por momentos. A través del botón desabrochado de su pantalón veo que su tanga también es de un finísimo encaje blanco, y me permito imaginarla de rodillas delante de mí, sólo vestida con ese encaje.

<<Vaya, esa idea sí es sugerente.>>

Al margen de mis pensamientos perversos, puedo dar fe de que en verdad está dura. Debo de estar mirándola de una manera bastante grosera, pero no puedo apartar los ojos de ella. Cuando se detiene frente a mí, me mira y se muerde el labio carnoso.

<<¡Dios! ¿Cómo he podido no fijarme antes en lo sugerente que es esa boca?>>

Tras unos segundos y sacándome de mi ensoñación particular, me suelta aturulladamente:

-Perdón. No lograba encontrar mi ropa de baño y he tenido que deshacer la maleta y volver a guardar todo de nuevo.

<<Está claro, nena, pero ahora mismo me importa una mierda porque no puedo apartar los ojos de tu boca.>>

Su mirada me recorre el cuerpo y yo me pongo tenso. ¡Me está dando un repaso! Extiende la mano y al pasarme el teléfono, las puntas de nuestros dedos se rozan brevemente. Ese contacto tiene un efecto en mi entrepierna.

<<¡Mierda!>>

Ella palidece.

-Termino enseguida. -Su voz es ronca y entrecortada.

Oh. Yo le causo el mismo efecto que ella tiene sobre mí.

<<Tal vez sí...>>

Ese rubor tan atractivo vuelve a aparecer en su cara una vez más y se muerde de nuevo el labio. Yo sigo yéndome por las ramas, intentando apartar mi atención de su boca.

-Tómate el tiempo que necesites.

Decido salir de aquí antes de que note mi excitación y mi euforia, pero no puedo irme así. Tengo que hacerle saber que me interesa:

-Ah, una cosa, Samantha... Me alegro de que hayas aceptado la invitación de quedarte hoy.

Parece sorprendida y halagada, y sin darle tiempo a responder, con una media sonrisa me dirijo de nuevo al ascensor.

<<No me creo que hayamos tenido un encuentro tan íntimo.>>

Lucho por mantenerme calmado, porque todo mi raciocinio se ha quedado desparramado por el suelo y las paredes de la habitación número 727 del hotel Sierra. Al mismo tiempo me felicito mentalmente por haber mantenido a raya el nerviosismo que ella me provoca, aunque reconozco que he contado con la ayuda del alcohol que bulle por mi torrente sanguíneo. Llego al área de la piscina y ya Erick ha entrado al agua.

<<Al man le encanta nadar.>>

Todos los demás conversan sentados alrededor de la mesa mientras toman mojitos. Pido uno en el aquabar y mientras contemplo como el barman vierte en un fino vaso de cristal el contenido transparente de una botella, escucho a Richard a mi lado, que ordena el mismo trago y luego se dirige a mí:

-Loco, relájate... Estamos aquí para eso.

Me limito a asentir. La verdad es que solo necesito una distracción y ahora mismo la única distracción que quiero está desnudándose en mi habitación. Me muerdo la lengua y decido no contarle nada de lo que pasó. Al cabo de un segundo, veo que sus ojos viajan detrás de mí. Mi mirada sigue su línea de visión hasta la chica que ocupa mis pensamientos. Va vestida con un sensual bikini y una minifalda que usa como pareo, todo de negro. La hermosa melena le cae sobre los hombros y enmarca su rostro, precioso y relajado.

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Hazme Tuya (CNCO Hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora