Hazme Tuya (CNCO Hot)

Capítulo 6 (II)

Su actitud presuntuosa de antes se ha transformado en algo muy misterioso.

-Me tienes fascinado. -Musito.

Me inclino y esta vez la beso con suavidad; jugueteo con los dientes en su labio inferior, tirando de él con más fuerza. Ella da un respingo y se me pone dura al instante.

-Sami, déjame hacerte el amor. -Susurro contra sus labios.

-Por favor... -Es su respuesta, y en mi cuerpo estallan fuegos artificiales como en un Cuatro de Julio.

Coloco la mano sobre la suya y se la bajo para que me toque; se la abro y coloco sus dedos unidos alrededor de mi miembro. Cojo aire súbitamente y ella me mira con los ojos entornados. Aparto la mano de la suya y le proporciono control absoluto. Entreabre la boca, se muerde el labio inferior y luego pasa la lengua por las pequeñas marcas que han dejado sus dientes. Trago saliva. Cuela la mano por debajo del bóxer y alcanza lentamente el duro bulto que se esconde bajo la tela. Contengo un gemido mientras me roza con la mano. Cierro los ojos y suspiro. Descubre con cuidado mi imponente erección antes de pasar el pulgar por la punta para limpiar la gota que se acumula allí y sentirla palpitar en su mano.

-Si vuelves a hacer eso, me corro. -Jadeo.

En su rostro se forma una sonrisa perversa. Abandona la cama y se arrodilla frente a mí.

-Quiero besarte aquí. -Dice con voz suave y seductora mientras me baja el bóxer y me la vuelve a agarrar con la mano.

De repente se la mete en la boca y chupa con fuerza. Su lengua me tortura.

-Dios. -Digo en un gruñido.

Chupa más fuerte y cuando bajo la vista, me mira y pestañea.

<<¡Oh!>>

Parece un ángel y un demonio a la vez, tan dulce y tan caliente. Tiene la mirada encendida de astucia femenina, mientras me vuelve loco con la boca, arriba y abajo, y trazando círculos. Hace una pausa, se saca mi erección, se la pone junto a la cara y me pregunta con una sonrisa:

-¿También te gusto así?

Casi me corro sólo de oírla. Asiento, incapaz de hablar, y se me traga de nuevo, ahueca las mejillas y chupa con fuerza, metiéndose un tramo más en su preciosa boca. No quiero que pare pero necesito tocarla, sentirla.

-Para. -Le suplico, y le pongo la mano en el hombro para echarla atrás.

Niega con la cabeza y me tortura subiendo y bajando a una velocidad de vértigo.

-Sami..., por favor. -Jadeo, y la noto reír; esa vibración profunda me atraviesa todo el cuerpo.

-Es que sabes muy bien. -Dice y se la mete en la boca una vez más.

No puedo detenerla, ni aunque quisiera. Lo necesita, me necesita y no quiero que se detenga.

-Dios.

Vuelvo a cerrar los ojos para no correrme en ese mismo instante. Sami continúa con su dulce tortura y a medida que va ganando confianza, empujo las caderas y me meto mucho más adentro en su boca.

<<¿Hasta dónde puedo llegar, nena?>>

Mirarla me excita, me pone muchísimo. La agarro del pelo y empiezo a imprimirle ritmo a su boca, mientras ella se apoya con las manos en mis muslos.

-Oh... nena... es fantástico.

<<Qué bien utilizas esos labios carnosos que tienes.>>

Esconde los dientes tras sus labios y se mete mi miembro en la boca una vez más.

-¡Ah! -Gimo, y me pregunto hasta dónde me permitirá entrar.

Su boca me atormenta, sus dientes protegidos aprietan con fuerza. Y quiero más.

-Ay Sami, ¿hasta dónde puedes llegar?

Su mirada se cruza con la mía y entonces, con una expresión muy decidida, se desliza por mi longitud hasta que le toco el fondo de la garganta.

<<Dios mío.>>

-Samantha, voy a correrme en tu boca. -Le advierto casi sin aliento. -Si no quieres, para.

Empujo una y otra vez, y veo cómo mi entrepierna desaparece y reaparece en su boca. Es mucho más que erótico. Estoy al borde del clímax. De repente libera los dientes y me aprieta con suavidad, y estoy perdido; me corro contra el fondo de su garganta y grito de placer.

<<¡Mierda!>>

Tengo el orgasmo más bestia de mi vida, el más rápido y también el más intenso. Me cuesta respirar. Esta chica me ha desarmado por completo... ¡Una vez más!

-¿No tienes arcadas? -Le pregunto algo aturdido. -Dios, Sami... ha sido... alucinante. No dejas de sorprenderme.

Sonríe y se relame los labios hinchados mientras se levanta del suelo.

-Ven, vamos a la cama. Te debo un orgasmo.

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