Capítulo 5 (IX)

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Me olvido del mundo y me concentro en Samantha, que se pega a mí hasta que siento sus pechos y su calor en la espalda a través de la poca tela, lo que me pone a cien. Nuestros cuerpos prácticamente desnudos se tocan y siento mariposas en el estómago. Me giro para quedar frente a ella y la tengo entre mis brazos, agarrada con fuerza a mis bíceps, con sus ojos fijos hacia mí. Me mira seductora y por primera vez me fijo en el anillo oscuro que rodea sus iris. Son preciosos, y aún lo son más a tan escasa distancia. Sus pupilas se dilatan y sé que podría perderme en su mirada para no regresar jamás. Respira hondo cuando mis dedos recorren su rostro. Tiene una piel perfecta, inmaculada, y contengo la respiración mientras le paso el pulgar por el labio inferior.

Vuelve a pegar su cuerpo al mío y ya se me hace imposible evitar que sienta mi dolorosa erección. Su olor me recuerda las fresas que comía de niño y olvidándome de todo a nuestro alrededor, la beso. En cuanto nuestros labios se tocan mi cuerpo entra en ignición. Aquí estamos, en el agua, piel con piel, y es una sensación que difícilmente pudiera describir. Le sujeto la cabeza estrechándola con fuerza sin separarme un centímetro de ella y cuando siento que me acaricia el costado con una de sus piernas, la levanto, pasando las manos por debajo de sus atractivos muslos. Gime en mis labios, el canto de una sirena, y yo me regodeo en su sabor cuando me permite acceder a su cálida y húmeda boca. El delicado gemido de placer se propaga a través de mi cuerpo y llega hasta la punta de mi miembro; siento como su lengua roza la mía recorriendo con ganas mi boca.

-Eres... tan... dulce. -Murmuro contra sus labios completamente extasiado.

<<Oh Dios, es muy tentadora.>>

Interrumpimos el momento en busca de oxígeno y sonreímos con nuestras frentes unidas, justo cuando Baby se acerca a nosotros nadando, seguida por Christopher, y le propone a Samantha jugar una batalla de agua. Ella acepta enseguida, hace que me hunda para subirla en mis hombros y cuando vuelvo a la superficie, Chris y la rubia nos han imitado. Las chicas comienzan el juego empujándose la una a la otra, intentando que la rival caiga al agua, pero son muy buenas las dos y les cuesta. Después de unos minutos, es Samantha la que se escurre de mis hombros y se hunde en el agua. Seguimos jugando un rato más entre risas y bromas, hasta que al final solo hemos podido ganar dos veces y nuestros contrarios, cuatro.

Volvemos a reírnos dando por terminado el juego. Me estiro un poco y miro alrededor durante un momento en el que Samantha conversa con Baby, y ya no veo a Richard ni a Violeta. Joel, todavía en su posición de antes, está literalmente metiéndole la lengua hasta la campanilla a Luna, y Erick, sentado en una tumbona junto a Fanny, lo imita. Vuelvo la vista hacia Samantha, que está entretenida mirando las luces que se proyectan en el agua, y sé que esta es mi oportunidad:

-Sami... ¿Puedo llamarte así?

-Sí, claro. -Acepta escudriñándome el rostro.

-Está bien. Sami, no es una propuesta indecente, bueno, no si tú no lo quieres así, pero te lo pido con todo respeto. ¿Duermes en mi habitación? No tengo problema en dormir separados, pero de verdad quiero seguir esta noche a tu lado. Nunca he querido nada tanto.

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