Capítulo 7 (IV)

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La cojo de la mano y nos dirigimos al baño, donde abro el grifo de la ducha y luego me vuelvo hacia ella. Es preciosa y los ojos le brillan de excitación mientras me observa. Recorro su cuerpo con la mirada y me detengo en sus piernas desnudas.

<<¡Qué dura está!>>

Aún lleva puesta mi camisa, así que cojo la prenda por abajo y se la quito, tirando de ella hacia arriba. Doy un paso atrás para admirarla mientras me desvisto y una vez que estoy en el interior de la enorme ducha, le tiendo una mano. Sami acepta mi invitación y se mete dentro.

<<Ella y yo en la ducha... Eso es algo nuevo, pero muy tentador.>>

Se acerca a mí, le sujeto la cabeza y retrocedemos juntos hasta que la tengo contra la pared de azulejos. Abre la boca en busca de aire. Deslizo las manos hasta su cara, hundo los dedos en su pelo y la beso, en los pómulos, en el cuello, en los labios... Se le corta la respiración y se aferra a mis brazos. Solo existe Sami, en toda su belleza y perfección, devolviéndome el beso con un fervor que compite con el mío. El deseo me quema en las venas y la erección empieza a ser dolorosa.

-Quiero hacértelo ya. Aquí, rápido, duro. -Murmuro mientras le recorro con la mano un muslo desnudo.

El agua nos empapa y sé que ella está tan caliente como yo. La cojo en volandas y ella automáticamente rodea mi cintura con las piernas, al tiempo que suelta sorprendiéndome:

-Hazmelo así.

<<Ufff... Me tiene duro como una piedra.>>

A continuación, roja como un tomate, me mira, mientras el agua de la ducha cae sobre nuestros cuerpos. Luego parece espabilarse de pronto y, cuando empiezo a frotar mi duro miembro por su sexo, le pregunto:

-¿Qué me has pedido, Sami?

Sin dudarlo, ella insiste:

-Hazmelo aquí, rápido y duro.

Sus palabras me gustan, me excitan, me hacen saber que Samantha me desea como yo a ella y sin preservativo, ¡se lo hago! Al sentir el tacto sedoso de su piel, mi cuerpo se revoluciona de una manera que me sorprende incluso a mí mismo y me dejo llevar. Ella es muy manejable, por lo que puedo sujetarla entre mis brazos mientras se lo hago como quiere y ella me pide más entre jadeos. Ambos nos movemos en busca del placer del otro. Nuestros cuerpos piden más y más, y nuestro instinto animal aflora como las setas cuando llueve. El sonido de nuestras respiraciones se acelera mientras nos hundimos el uno en el otro con pasión y locura.

-Mírame. Quiero verte a los ojos. -Exijo.

Ver su bonito rostro y sentir cómo el placer lo consume es un lujo para mí. Me gusta mirarla, disfrutarla, y quiero que me mire y que disfrute tanto como yo. No obstante, la locura le hace cerrar los ojos, por lo que, dándole un azote en la nalga, hago que los abra de nuevo.

-Mírame. -Insisto. -Mírame siempre.

Aferrada a mis hombros, esta mujer que me está haciendo perder el control me mira mientras nuestros cuerpos se acoplan. El placer es extremo, delicioso, increíble, y cuando siento que clava las uñas en mi piel, un hondo gemido sale de su boca.

-Sí..., así... -Le pido. -Córrete para mí.

La preciosa Sami me da el gusto y se corre para mí. Cuando siento que voy a estallar en su interior, me salgo y apretándola contra mí, me dejo ir. Tres minutos después, abro un poco más el grifo del agua fría y terminamos de bañarnos para ir a desayunar.

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Hazme Tuya (CNCO Hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora