Capítulo 1 (I)

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Samantha

<<Ufff... Por fin es viernes, el último día de una semana agotadísima en la universidad, cargada de estudio y trabajos de curso.>>

Me he despertado como siempre, muerta de sueño, dado que ayer -o más bien, hoy- me fui a dormir cerca de las 3:00 de la madrugada, estudiando para la exposición del trabajo final de la penúltima rotación del cuarto año de la carrera, Cirugía Pediátrica. Abandono la cama y llevo a cabo la rutina de todos los días: primero bañarme y luego vestirme con mi uniforme, que consiste en una bata sanitaria de estudiante y un pantalón azul oscuro. Me maquillo lo justo para esconder las manchas oscuras que ya se empiezan a notar debajo de mis párpados inferiores, pruebas irrefutables de que he trasnochado durante toda la semana; el resultado no es muy diferente, pero me sirve para estar medio presentable. Tomo un desayuno ligero y cuando me estoy despidiendo de mi mamá, la pantalla de mi móvil se ilumina. Veo el nombre de Armando, el director de la compañía de modelaje en la que trabajo, y siento el estómago lleno de mariposas cuando abro el chat del grupo de Whatsapp y leo:

*Ensayo en el Bayam, hoy a las 9:00 pm. Confirmen su asistencia.*

Me flaquean las piernas y no puedo evitar sonreír de oreja a oreja cuando le doy Enviar a mi escueto *Ok*. Nuestra última producción fue una sesión de fotos para una marca italiana, y estoy segura de que hoy veremos el resultado. En el camino hacia el hospital infantil, sentada en el asiento trasero del Audi de mi papá, llamo a mi mejor amigo:

-Amor mío, ¿cómo amaneciste hoy? -Me saluda, demasiado entusiasmado como de costumbre.

-Agotadísima, nene. Y tú, ¿cómo estás?

-Feliz como una lombriz. -Suelta y no puedo evitar sonreír ante su desparpajo.

-¿Has pasado la noche con Hansel? -Me atrevo a adivinar el motivo de su alegría.

-¡¡Pues sí!! -Chilla y luego añade en un susurro-. Y será mejor que guarde las energías para más tarde, porque todavía duerme.

Vuelvo a sonreír.

-Cuánto me alegra que todo vaya bien, nene. Merecen ser felices.

-Gracias, Sami. Tú también lo mereces. -Su voz se vuelve profunda.

Prefiero pensar que no se refiere a la felicidad personificada, así que suspiro y le pregunto con un mal disimulado entusiasmo:

-¿Viste el mensaje de Armando?

Duda un momento antes de responder:

-No, espera. -Tres segundos después, vuelve a chillar. -Vamos a ir, ¿verdad?

Me río antes de contestar con voz de pitido:

-¡Claro!

-¡Qué bien! -Y sin darme tiempo a contestar, continúa. -Hoy es el cumpleaños de Malena. ¡¿A que no lo recordabas?! Cuando terminemos el ensayo tenemos que pasar por su fiesta, sí o sí.

<<Mierda. ¿Ya es 22?>>

<<No es posible.>>

Tengo que despegarme el móvil del oído y verificar que, efectivamente, hoy es 22.

-Ufff Jhoni, se me había pasado la fecha. Esta semana ha sido difícil; por suerte ya tengo todo bajo control, así que ¡tenemos fiesta hoy! -Mi tono de voz se ha vuelto más agudo y escucho su risa del otro lado de la línea.

-De acuerdo, entonces.

Mi mirada se cruza con la de mi papá a través el espejo retrovisor.

<<No me había dado cuenta de que ya habíamos llegado.>>

Me despido de mi amigo y luego de mi papá, antes de cruzar las puertas del hospital.

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Hazme Tuya (CNCO Hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora