Capítulo 7 (VI)

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Me ha dado mucha información y siento que por fin empiezo a acercarme a ella. Aún quedan muchísimas cosas que me gustaría saber de su vida, pero sé que tiene que estudiar. Se lo digo y ella, dirigiéndose a su maleta, saca varios libros, hojas presilladas y un bolígrafo. Acto seguido, se tumba boca abajo en la cama, con los pies en el aire, abre uno de los libros, mientras distraídamente sujeta el boli entre los dientes y se concentra en leer. La miro con una sonrisa antes de levantarme de la cama y buscar la guitarra y el papel donde empecé a escribir ayer la canción; yo también voy a hacer los deberes. Se lo explico y tras darle un beso, salgo del dormitorio, voy directo al cómodo sofá y empiezo a tocar.

No estoy muy seguro del tiempo que ha pasado cuando siento la necesidad de verla. Coloco la guitarra en el asiento y me levanto. Abro la puerta del dormitorio y me encuentro a Sami tumbada en la cama, con los papeles y los libros de texto esparcidos a su alrededor.

<<Debía de tener mucho sueño para haberse quedado dormida mientras estudiaba.>>

Me siento en el borde de la cama y me quedo observándola un rato. Sonrío.

<<¿Quién habría dicho que bajo su apariencia tímida se ocultaba el alma de una sirena?>>

Me abruma un sentimiento de tranquilidad, de paz, y sé que es porque estoy observando el hipnótico subir y bajar de su pecho y respiro en sincronía con ella.

<<Inspiro. Espiro. Inspiro. Espiro. Inspiro. Espiro.>>

Durante segundos, minutos, horas, no lo sé; la observo. Y mientras duerme, inspecciono cada bello centímetro de su adorable rostro: las oscuras pestañas que tiemblan dormidas, la nariz perfilada, las mejillas un poco rosadas... Masculla algo ininteligible, su lengua asoma y se lame los labios. Es excitante, muy excitante; pero tendrá que irse dentro de poco y como soy un egoísta, no me aguanto. Justo cuando me decido a despertarla, suena su móvil. Se revuelve un poco, pero reconociendo en sueños el sonido, abre lentamente los ojos, acostumbrándose poco a poco a la iluminación, y cuando le paso el teléfono, contesta con voz ronca, después de dedicarme una somnolienta sonrisa:

-Hola Sandra.

Escucha a la persona que le habla, al tiempo que se levanta de la cama, y después de besarme silenciosamente, le dice:

-No te preocupes, su temática la voy a asumir yo. -Cierra los ojos y se frota la frente con suavidad. -Ya la estudié, así que tranquila... Sí... Todo irá bien, a pesar de que es un caso complicado... ¿Qué dudas tienes?

La contemplo mientras se pasea de pared a pared, concentrada en la conversación y un momento después, le hago una seña de que saldré de la suite y acepta con un movimiento de cabeza. Con paso decidido, me dirijo hacia uno de los restaurantes del hotel.

Cuando vuelvo, Sami está sentada en el centro de la cama, jugando algo en el móvil. Los libros y papeles han desaparecido y agradezco en silencio porque ya haya terminado. Levanta la vista y me sonríe, sus hoyuelos son más que adorables. Enseguida le entrego el batido de helado que he buscado para ella y con una sonrisa, me lo agradece antes de besarme. Pruebo un poco del mío, observando como ella hace lo mismo, y veo en su lindo rostro que le ha encantado. Ciertamente es uno de los mejores que he probado.

-¿Te gusta? -Le pregunto sonriendo, y aunque ya sé cuál será su respuesta, quiero que vuelva a mirarme como lo ha hecho antes.

-Está buenísimo. -Confirma y luego me besa. -Pero tú lo estás más. -Murmura luego, lanzándome una mirada encendida.

Me río para ocultar que me he ruborizado ante sus palabras. Se me da fatal aceptar sus cumplidos.

-No tanto como tú, nena. -Ahora es ella quien sonríe y se mete la cuchara a la boca en un intento de que no note su vergüenza.

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Hazme Tuya (CNCO Hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora