Especial 3 (Hot)

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Richard

La adrenalina y la pasión me recorren las venas como un veneno punzante y sé que a ella le ocurre exactamente lo mismo. Mi cerebro está dominado por una sola idea: hacerla mía. Su forma de tocarme, de estimularme, es única, y mi cuerpo está más que listo para hacernos pasar a los dos una noche deliciosa y que difícilmente vamos a olvidar.

<<Es tan excitante y tan sexi.>>

Antes, en la piscina, me obligué a respirar aire frío por la nariz e hice ver que controlaba mis ganas de hacerle el amor allí mismo. Intenté distraerme, mirando hacia la profundidad de sus ojos verdes, luchando contra el fuerte impulso de tocar todo su cuerpo. Ahora que estamos aquí en la suite ya no respondo por mis actos. La miro, recreándome en cada detalle de su anatomía, sentada en la cama de la sobria y elegante habitación, y ella me obsequia una verde mirada cargada de deseo que excita cada parte de mi ser.

<<Tengo una sed repentina de más de ella.>>

Me paso la lengua por los labios hambrientos consciente de que su mirada está fija en mi boca, y escucho como inspira bruscamente. Sus ojos destellan con un fuego ardiente cuando poniendo fin a los escasos metros que nos separan, mis labios impactan contra los suyos. Mis manos aterrizan en su cintura antes de bajarlas a sus caderas y tirar de ellas para acercarla a mí, y juntos nos tumbamos sobre la cama sin interrumpir nuestro beso. Gimotea en mi boca cuando acaricio uno de sus pechos. Ahora es mía y esa sensación me tiene tan duro que me cuesta pensar.

Pega las manos contra mis pectorales y deja que asciendan por mi torso. Me arde la piel contra la suya y mi pecho sube y baja violentamente a causa de mi agitada respiración. Aparto la boca de sus labios y escucho que expresa un quejido ante la falta de contacto, pero sin darle tiempo a protestar empiezo a besarle el cuello. Mis dientes se aferran a su clavícula y gime. La intensa sensación recorre todo mi cuerpo y quiero oír ese sonido de nuevo. Comienzo a lamer la base de su cuello suavemente y cuando nuestros ojos se encuentran, los suyos están más oscuros, y sus labios están rosados e hinchados de besarme.

-No... pares, por favor. -Dice con voz grave y rasposa.

Me separo unos centímetros de su piel y le doy un apretón en el muslo. Sonrío cuando se le eriza el vello y deslizo la mirada por sus pechos más que dispuestos. La desnudo con los ojos, como si la fina tela de su sensual bikini rojo pudiera desgarrarse y romperse con mi sola voluntad. Se inclina hacia delante, rozando sus duros pechos contra mi brazo, al tiempo que me susurra al oído:

-Te deseo, Richard.

Mis ojos prístinos se clavan en los suyos.

-Me estás volviendo loco y quiero ir lento. -Le advierto con un gruñido profundo.

Acerca sus labios a mi clavícula y me da un beso suave y largo sobre mi piel tensa, antes de pararse frente a mí que continúo sentado en la cama y susurrar con voz anhelante:

-Házmelo ya.

-Se acabó.

Sus palabras acaban con mi paciencia. La agarro dándole media vuelta, y la empujo sobre el escritorio que está a pocos metros de la cama con un movimiento fluido. Jadea cuando su piel golpea el frío barnizado de la madera mientras froto mi entrepierna contra la suave redondez de su trasero. Mi sexo se aprieta contra su culo, colándose entre sus nalgas y la transparente falda floral que usa como pareo se le sube por los muslos carnosos. Resigo la tela con los dedos antes de hundirlos bajo la prenda, ella jadea y se aferra al borde del escritorio con fuerza. Mis dedos exploran su lugar más protegido, acariciando la piel tierna del interior de sus muslos.

-Quiero sentirte... dentro de mí.

La lujuria que me provocan sus palabras hace eco de presencia y con la mente presa de deseo, le aferro la cintura y le doy la vuelta, de modo que ahora queda de cara a mí.

Hazme Tuya (CNCO Hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora