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—¡Ah! ¿Era eso? Debí suponerlo...
—Sí, Blossom. Ya sabemos que eres la genia y que siempre debes ser tú la que se dé cuenta de las cosas. No nos lo tienes que restregar en la cara —se burla el moreno.
—¡Yo no lo decía por eso!
—Sí, claro...
—¿Qué te pasa, eh? —mientras ambos se pelean, la ojiverde suspira y le vuelve a dirigir la palabra a la rubia.
—Entonces sólo habías ido a ver ropa ayer. ¿Pero por qué no fuiste en la tarde? No era necesario que faltaras a clases.
—No lo entiendes, Buttercup. Las mejores ofertas se encuentran en la mañana. Además corría el riesgo de que al ir después de clases, al ser tan tarde, me perdiera de los mejores conjuntos, ya que por lo general son los primeros en acabarse.
—¿Y... hay alguna razón en especial por la cual te haya entusiasmado tanto el ir a comprar ropa? —pregunta Boomer.
—Lo que pasa es que el sábado es mi cumpleaños. Y por cierto están todos cordialmente invitados. No será una fiesta como tal, pues sólo invité a unas cuantas personas. Pero estoy segura de que nos divertiremos mucho.
—Ya lo creo. Sobretodo con estos dos —comenta el pelirrojo señalando a la rosa y al verde, los cuales siguen discutiendo.
—Pero aún no entiendo. ¿Por qué llegaste tarde hoy? —el ojiazul se muestra curioso.
—Bueno... te seré sincera; me quedé dormida —la rubia se ríe con nerviosismo mientras se rasca la nuca—. No es que intente justificarme, pero lo que pasa es que ayer estuve todo el día ayudando a limpiar la casa a mi abuela, y pues... terminé bastante cansada.
—¿Y cómo no? Si esa cosa en la que vives es gigantesca —exclama la verde.
—¿Tan así? Quiero decir... ¿cuánto tiempo dormiste ayer?
—Pues... empezamos a limpiar a las nueve y terminamos a las doce.
—¡Vaya! ¿Tres horas limpiando?
—¡Oh no! Empezamos a las nueve de la mañana y terminamos a media noche —tanto Brick como Boomer abren los ojos como platos. Buttercup ya está acostumbrada.
—¡¿Q-qué?!
—¿Vives en un templo o algo por el estilo? —pregunta el ojirrojo.
—No. Realmente lo que pasa es que mi casa es para una familia bastante numerosa. Le he pedido a mi abuela un montón de veces que nos mudemos a una casa más pequeña, pero ella se ha negado.
—Es que... Admítelo, Bubbles. A pesar de que limpiar ese palacio debe ser un verdadero fastidio, vivir ahí ha de ser increíble...
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