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El mayor de los hermanos rebusca en su estuche de útiles una pluma con el color de tinta adecuado. Cuando finalmente logra localizarlo, saca una hoja de papel color verde pastel y se recarga en la mesa, tratando de poner a rienda suelta su imaginación.
—Buttercup... Buttercup... tu rostro es como un pistache; cada que pienso en él me dan ganas de comérmelo... ¿Espera, qué? —Al darse cuenta de la poca concentración que tenía en aquél momento, decide bajar para tomar un vaso de agua e hidratarse.
Cuando llega al piso de abajo, observa a sus hermanos los cuales están sentados en el suelo haciendo los deberes que tienen atrasados en la mesa de centro de la sala.
—Boomer, ¿cuál es la raíz cuadrada de 9? —Butch ríe ante el ingenio del pelirrojo.
—Yo qué sé. Mejor dime tú cuántos años duró la Guerra de los cien años.
—¡Deja de reírte! —ordena el ojirrojo al ojiverde al verlo casi retorciéndose de la risa—. Es increíble que Blossom te haya ayudado a ti antes, pero a mí no me quiere ni pasar las respuestas de los exámenes.
—Porque así jamás aprenderás nada, bruto —apunta el rubio.
—¡Brutas las chanclas!
—Oye Butch, ¿ya sabes qué harás? —inquiere el menor.
—S-sí, más o menos... —habla con nerviosismo mientras saca la jarra de limonada de la nevera.
—No me jodas que piensas escribirle una carta...
—¡¿Pues qué otra opción tengo?! —suelta, dejando caer el vaso que tenía en las manos al suelo—. La escritura es la única manera en la que logro expresarme sin temor a que me den ganas de orinarme encima.
—Sí, pero... es un poco anticuado, ¿no crees? —opina el pecoso.
—Bubbles te lo pidió a ti, ¿no? Y lo hizo de manera sencilla y sin tener nada preparado.
—Es muy diferente, Butch. —Se cruza de brazos—. Ella, aunque ya sabía lo que quería, lo hizo por mero impulso; no lo tenía previsto. En cambio tú ya sabes a lo que vas, y le debes una a Buttercup por todo lo que la hiciste sufrir, además.
—¡¿Yo la hice sufrir, acaso?!
—Sí, eres un idiota. —Le responden ambos al unísono.
