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Los rubios caminan tomados de la mano, sintiendo una gran emoción al ir junto al otro. El varón la voltea a mirar de reojo cada cierto tiempo, sin que ella se percate de aquello.
—¡Oh, mira eso Boomer! —señala a un puente que se encuentra justo encima de un lago.
—¿Qué? ¿El puente? Sí, es muy lindo, ¿pero qué...?
Sin esperar más, la rubia sale corriendo en dirección al lugar indicado.
—¡O-oye, espera! —él la sigue sin más.
Bubbles es mucho más rápida de lo que parece, por lo que logra llegar con varios segundos de ventaja. Cuando el rubio logra alcanzarla, se detiene mientras jadea para recobrar el aliento y observa la escena.
—¿P-pero qué?
La ojiazul comienza a quitarse varias prendas de ropa, mientras que Boomer se sonroja y simplemente voltea la vista hacia otra parte. Ella entra al lago y no es hasta que vuelve a salir que el varón se digna a mirarla nuevamente y aclarar sus dudas.
—Bubbles, ¿se puede saber qué hicis...?
Su expresión cambia a una de sorpresa cuando la ve, en ropa interior, y con un pequeño patito entre sus brazos.
—Estaba atorado entre esas ramas —señala dicho lugar—. No sé cómo pero logré verlo a pesar de la distancia.
Acaricia con ternura al patito, cosa que hace sonreir al ojiazul.
—Creo que tiene la patita lastimada —es justo en ese momento en el que el rubio reacciona ante la situación—. Creo que deberíamos...
—L-lo que deberías hacer es v-vestirte —le arrebata al pato de las manos y se da la vuelta—. T-tranquila, yo cuidaré que nadie te vea.
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