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Blossom abre la puerta corrediza de la biblioteca del instituto. No puede ser... ¿Butch Caldwell, de verdad es él a quien debe asesorar?
La pelirroja se le queda mirando fijamente durante unos segundos con las comisuras de los labios entreabiertos, aún en el umbral de la puerta, sorprendida. Por su parte, el pelinegro volteó a verla desde la mesa donde se encontraba sentado con aspecto gélido pero curioso. Él tampoco esperaba encontrarse con Blossom Glass.
Luego de unos segundos, la fémina agita la cabeza rápidamente, saliendo de toda trance. Cierra la puerta detrás de ella con un único movimiento de su muñeca y avanza algo intimidada hacia su compañero de clases.
—Ho-hola...
—Qué hay... —el joven recarga su mandíbula en su mano derecha con expresión aburrida, como si le acabaran de contar el peor chiste del mundo.
—Er... b-bueno me dijeron que algunas materias te costaban algo de trabajo, así que yo...
—¡No me digas! El profesor Hashimoto te lo dijo, ¿no es así? Siempre tan amable... —la joven abre sus brillantes ojos rosados con duda.
—¿A qué te refieres? —corre la silla que estaba justo frente al verde para poder sentarse y estar a su altura.
—¿Es que no te das cuenta? No es para nada sutil. Simple y sencillamente se dedica a criticar todo lo que hacemos tratándonos como completos imbéciles. Apuesto a que cree que soy un caso perdido.
—¿De verdad te sientes así? —el varón se encoge de hombros, mientras relaja su expresión un poco—. Pues yo no creo que tú seas un caso perdido —de inmediato, Butch levanta la mirada, algo sorprendido—. Trabajaremos duro para que logres pasar los exámenes de recuperación. Te doy mi palabra —Blossom ensancha una enorme sonrisa.
—Pfff... deberías ver mis calificaciones; son terribles. Especialmente química. ¡Ah, qué casualidad! La materia que imparte el profesor Hashimoto. ¿Estás segura de que esto vale la pena?
—Totalmente —comenta mientras de su mochila sacaba algunos libros de texto y apuntes—. Pasarás esos exámenes sea como sea. Sólo tienes que confiar en mí, ¿de acuerdo?
El pelinegro asiente mientras una pequeña sonrisa comienza a dibujarse en su pálido rostro. Es en ese momento en el que Blossom logra visualizar mejor las marcadas ojeras del susodicho.
—Pues prepárate entonces. Porque a partir de ahora tú y yo seremos el... ¡EQUIPO PASTELITO!
—Tú sí que eres rara, niña.
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