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—Buenos días, muchacho —saluda el hombre.
—Buenos días —responde para luego estirar los brazos al cielo y bostezar—. ¿Ha habido noticias?
El padre de Blossom niega, decepcionado al no poder enterarse del estado de su hija. Brick, al observarlo con detenimiento, se da cuenta del gran parecido físico que tiene con su amiga, exceptuando el color de ojos.
El señor Augustus Glass es un hombre alto de cabello pelirrojo espeso, aunque con algunas canas visibles y unos inexpresivos y cansados ojos marrones. Aunque, probablemente esto último se deba a la situación en la que se encuentra su hija.
—De verdad no saben lo que significa para mí lo que están haciendo por Blossom. Mi hija es tan afortunada de tener unos amigos como ustedes.
—La verdad es que ella también es increíble, pues nos ha ayudado tanto a todos. Nosotros también somos afortunados de tenerla —esto hace sonreír al mayor.
—Buenos días —de la nada, aparece la morena con una bolsa de frituras en la mano.
—¿Dónde conseguiste eso?
—Pues en la máquina expendedora —responde con obviedad.
—¿Acaso hay máquina expendedora? —la fémina rueda los ojos.
—Se los dije desde ayer, cuando... ¡oh, es verdad que tú llegaste más tarde!
—¿Ya ves cómo no siempre tienes la razón, duendecita? —mofa el moreno para luego bostezar—. Buenos días, por cierto.
—¡¿Qué?! Duendecita... ¿estás bromeando?
—Yo nunca pongo un apodo porque sí. Deberías aprender eso.
—A propósito, ¿como por qué duendecita?
—¿Qué no es obvio? Porque estás enana, niña.
—¡Por Dios! Blossom y Bubbles son más bajas que yo.
—Da igual, para mí tú eres duendecita —Brick tose.
—Ya cásense —vuelve a toser.
—Mira —esta vez se dirige al pelirrojo—, si tú no quieres recibir una paliza en este momento...
—Suerte que estamos en un hospital...
—¡Pero qué lista eres, duendecita! —expresa con sarcasmo el moreno.
—¡Que dejes de llamarme así!
—Tranquila, dicen que un apodo se queda solamente si lo repiten dos personas... duendecita —suelta de golpe y choca los cinco con Butch mientras ríen.
—Prepárense para despertar en Boston mañana... —murmura.
Por varios segundos, los tres amigos se olvidan de la presencia del padre de su amiga. Brick es el primero en darse cuenta que ello, por lo que voltea a verlo y, para su sorpresa, se le divertido mientras al parecer observaba la escena.
—Sí, esto es algo normal... —admite.
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