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Una vez que los verdes se acoplaron al grupo, los rubios y los pelirrojos, tal y como acordaron, disimularon su entusiasmo. Con cierta dificultad, pero lograron actuar con naturalidad, y es que, ¿cómo te sentirías tú de saber que, muy probablemente, te encuentres en el día en el qué dos de tus mejores amigos se hagan pareja?
—Buttercup, ¿m-me pasas...? —con rapidez, la morena le extiende el pequeño recipiente de pimienta—. Gracias.
Nadie se percata del excesivo roce de sus pieles en aquél movimiento, ni del estremecimiento provocado en ambos cuerpos.
—Butch, ¿cuál es tu afán de echarle pimienta a todo? —inquiere el rubio.
—La pimienta es vida, la pimienta es amor. ¡¿Algún problema con eso, retrasado?!
—Dijo el pimiensexual... —susurra.
La verde rebusca el menú que habían dejado en la mesa por si las moscas e informa su petición.
—Creo que ordenaré un postre...
—¡NO! —exclaman las otras dos, sorprendiéndola.
—¿Qué? —pregunta con el entrecejo fruncido.
—E-es que... deberías esperar un poco más p-para digerir lo que acabas de comer.
—¡S-sí! Recuerda lo que dicen; espera a Junio antes de meterle turbo.
—¿No estamos en Junio? —recuerda Boomer, ganándose una patada por parte de su hermano pelirrojo.
—Como sea... —Buttercup se rinde, dejando el menú sobre la mesa.
Blossom y Bubbles se miran, algo impresionadas; creían que sería una tarea difícil convencer a su amiga.
—Oye Buttercup, ¿te sientes bien? —cuestiona Brick, como si les hubiera leído el pensamiento.
—¿No debería? —alza la ceja mientras se cruza de brazos.
—Lo que sucede es que últimamente has estado algo... no sé...
—Cambiada —concluye el rubio.
—Exactamente —prosigue Blossom—, creí que yo había sido la única que se había dado cuenta.
