Un día lleno de sol en una Londres convulsionada y alegre, con uno poco de desorden producto de los juegos olímpicos, pero el desorden los tiene mas alegres. Y yo estoy más contenta. Un poco.
El viaje llega a su fin. Fue largo. No todos los días tienen veinticuatro horas, si somos felices tiene cuatro y si estamos compungidos tienen cuarenta y dos.
El peso de las horas de los días depende de nuestras emociones.
Mis días acá fueron extensos, la distancia se sintió demasiado. Es desagradable estar lejos del lugar de comodidad. Probablemente, es el motivo por el cual no podría separarme. Recuerdo siempre una película en la que las hijas le reprochaban a su madre haberse quedado con su marido, pese a que no había sido un buen marido. La escena estaba centrada en la casa, la lente recorría sin prisa cada objeto, cada adorno, para situarse en las fotos, en el sin fin de fotos distribuidas por toda la sala. ". El forma parte de un retrato, que no se puede romper, acaso dejaríamos en el lugar que hoy ocupa en la fotos un agujero negro?" Yo nunca me separaría. Por momentos, siento que estafo a Marcela, porque no se lo digo de modo tan explícito. Pero yo no me separaré. No quiero romper mi vida, él es parte de mi vida, la vida funciona así porque estamos juntos. Separados nunca existirá esperar un domingo a los futuros nietos en familia, mis hijas perderían el sentido de viajar conmigo, el perro extrañaría a quien se fuera de la casa. No hay modo de ser feliz separada. La vida funciona así. Extraño mi casa y mi familia como es. Aún a él. Casi extraño sus insultos. Se de sobra que "sos inútil", "sos boluda", son el grito ahogado del sentimiento de inferioridad que tiene detrás de su altanería. Aunque a veces me hace dudar.
Los hombres hacen bandera de querer una mujer inteligente a su lado. Pero cuando la tienen, cuando es en verdad inteligente y no una mujer vulgar a la que elevan a esa categoría solo en palabras, encontraran el modo de hacerle pagar por ello.
Yo se que pago por eso. Y lo acepto a cambio de no tener que cortar las fotos.
Y si... estoy contenta, vuelvo a casa, a atender a Valen, a organizar la casa, descansar un poco el fin de semana estar con ellos y después el lunes regresar a la oficina.
El dulce y acogedor sabor de la rutina. Dormir entre mis sabanas, con mi marido, reconocer el suave aroma de mis hijas en sus dormitorios, nuestro perro correteando por ahí, alborotado por mi llegada, el camino a la oficina, el café de cada día, con leche y sin azúcar.
Quiero todo eso.
Y lo quiero a él.
Esta vez extrañe mucho. Por eso, estoy contenta de regresar, muy contenta.
Ya me deben estar esperando.
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LA DESVENTURA DE AMAR
General FictionTamara relata en su diario intimo la historia de su vida, en un viaje a su yo interior, a medida que avanza una historia que tomará cursos inesperados, frente a lo cual se despertará el temor a su muerte, el nuevo descubrir de sus fortalezas, y l...