LA DESVENTURA DE AMAR

DIA 57

Es en este caso lamentable afirmar que los hechos sucedieron casi en su totalidad conforme con mis predicciones.

Valeria estaba feliz, yo también. De verla. Charlamos, tomé el café. Me puse al corriente de la oficina. El tiempo parece no haber transcurrido. Ninguno de los casos judiciales ni extrajudiciales que estaban pendientes se resolvieron. Todo quedó cristalizado a la espera de mi llegada. Como una burla a mi escape. Para mostrarme que no hay salida. Que no puedo ni podré evadirme de los conflictos que me asignaron. Son míos. Los compro. Me siguen más allá de fronteras. Traspasan los límites geográficos y de tiempo. Sólo se congelan y me esperan.

O me resuelves o aquí me quedo. Y allí estaban las mismas carpetas. Nada ha variado demasiado, y todo, sin embargo, parece tan distinto. Me hace muy mal estar ahí. Hoy lo noté ni bien caminé el largo pasillo hacia mi despacho. Es una oficina que forma parte de una vida que no tengo. Ese teléfono sonaba sólo cuando él llamaba; allí, ya al atardecer, yo esperaba que él terminara su trabajo para ir a buscarlo. En otra época. En otra vida. Que trato de olvidar y que cada objeto de ese lugar se empeña en hacerme recordar. No me hizo bien, nada bien. Y luego, la pared gris y el reloj, la pared gris y el reloj. La soledad del despacho, las lágrimas que brotaban sin sentido, el contraste de la Tamara que en la oficina reía y destilaba ocurrencias con esta Tamara sombría. Pareciera que la única Tamara que quedó era la de la casa y se mudó a la oficina. Una Tamara que sorprende y que allí nadie conoce. Y yo que pensaba que era la inteligente, la ocurrente, la risueña, la extravertida, que ésa era la verdadera Tamara. Resulta que parece que no. Que era ésta, la mustia, la híbrida, la introvertida, la apagada, la tonta, la inútil. Quizás sólo soy ésta, la que pensé que era sólo una construcción de él. Tal vez construyó su mentira, su falsa Tamara, con tanta destreza, que la transformó en verdadera. La Tamara robot cobró vida y aplastó a la Tamara humana. No sería extraño, él siempre logra lo que quiere. Al menos, hasta ahora. Hoy fue su Tamara a la empresa y no sé cuándo volverá la mía, la real, aquella que la gente cree que es la única existente.

Me voy a dormir, tengo que tratar de levantarme más temprano. Ya me dijeron que debo tener más rigor con mi horario. Es cierto, no puedo dar mal ejemplo.

Podría quedarme levantada luego de despertar a Valentina. Si pudiera hacer eso, podría regresar más temprano por la tarde y volver a la cama antes de la noche.