DIA 26

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Una galleta de arroz. La segunda la dejo a la mitad, cuando lo veo pasar por la casa con caja bajo el brazo. Noto primero el habitual desprecio en su mirada. Soy una mujer flaca y ojerosa, con el pelo quizás un poco sucio con algún muy poco parecido a un desayuno. Una mujer que pario sus hijas. No se que tanto desprecio puede causar eso. Su mirada me hace sentir más miserable y ni siquiera se como lo logra. Luego percibo que el dinero ya no está. El se lo llevó en esa caja y dijo que lo pondrá en la cuenta. Pero no se en que cuenta ni cuanto dinero hay. Confío en él.

Aunque debí quedarme con algo de dinero, pero no quise pedirle nada. 

Pedirle algo a él,  es lo peor que te puede hacer, siempre dirá no. Disfruta denegar ayuda. 

Ayuda? No es ayuda, porque  es mi dinero. Vale se enojo conmigo no entiendo porque separados dispuso que hacer con la mitad del dinero que me corresponde. Pero no creo vaya a faltarme  nada ni que mi parte corra peligro. No creo que se trate de eso.

Aunque estoy notando que ya no hay tanto dinero en casa, mi sueldo no alcanza para pagar los gastos de las tres, mucho menos con el estilo de vida que llevamos. Y si bien yo no calzo más que pijamas ni como más que una galletita al día, veo que el dinero que aporta no alcanza a ser una décima parte de lo que ingresaba antes de irse.

Valeria no lo quiere. Lo aborrece y dice que tenga cuidado. Pero creo que él dice la verdad. 

Nadie puede adornar tanto su discurso, ni buscar las palabras justas para persuadirnos a creerles y que eso sea una gran mentira.

La enorme distancia entre sus palabras y el concepto de Vale sobre él, no puede real.

Nadie puede mentir tanto, hacer si discurso una capa de amianto debajo de la cual esconde tanta desvergüenza y descaro. 

Planes tan opuestos a los pregonados. "El arte de la guerra", uno de los pocos libros que leyó en su vida, tal vez esconda eso.

Manipulador dice Vale. no creo que pueda serlo conmigo. Soy una mujer inteligente. No es posible que haya un contraste tan siniestro entre su discurso y su verdadero yo. Pero tengo que volver a trabajar, de lo contrario sin mi sueldo, no llegaría a mitad de mes.

Un imperio. Nuestro imperio. Así se refería el a nosotros. Para aquello que él había trabajado toda su vida. Enfatizaba. EL. EL había trabajado. No se si trabajó tanto, pero nunca lo contradije. Yo trabajé mucho más.

En el último tiempo, también deslizaba "solo al final del camino." 

Un descaro, solo? Sin mi podrá seguir teniendo dinero, podrá tener algún día otra mujer, hasta otros hijos, un imperio mayor, pero no tendrá nada. El imperio cayó, aunque hoy no vea.

Construir lleva años y destruir un instante.

En este caso, el instante en el que el gemelo derecho ingresó en el puño de su camisa aquella mañana.

LA DESVENTURA DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora