DIA 17 "AYUDA"

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Sigo acá. 

Mi perro sigue acá. Yo lloro, y mi perro llora. Yo duermo, y mi perro duerme. Yo no me alimento ni salgo de la cama, mi perro tam- poco.

Creo que sufre con mi sufrir, que da todo lo que puede. No me lo dice, pero me quiere. 

Los perros son la demostración más tangible de que el amor es acto, y no palabra. 

No siento la presencia de mis hijas, y no es que no quiera estar con ellas. 

Creo que no están. No sé cuándo comen, pero nunca aceptan cenar conmigo y tampoco sé cuándo salen o entran. Sus miradas me devuelven una imagen que no quiero ver. Me pregunto qué piensan. Siento que me miran como si vieran a una idiota o una pobre in- feliz. No ven que un hombre que abandona, se deshace de todo, les quiebra la familia a todos, incluso a ellas. Aunque los años les aporten resignación, un halo de nostalgia las llevará, alguna vez, a extrañar la moneda en la Fontana de Trevi, de a cuatro o de a muchos más, como planeábamos al pensar en los nietos. Tal vez ahora no. Tal vez en años.

Hoy todo parece un juego. Sólo el ejemplo moldea a los hijos. Mi marido juega: con la familia, con la vida, con los sentimientos, y ellas también. 

Me siento un estorbo. Estoy en duelo. Y a nadie le gusta eso. 

Ni a tus hijos, al menos no a las mías. 

Yo no puedo ver un ser humano sufrir. No puedo en serio. 

Si veo a alguien sufrir, si lo veo llorar desde las profundidades de su ser, no puedo evitar llorar, trato de socorrerlo en lo que pueda. Ayudar me hace feliz. Siempre me hizo feliz. Hoy me di cuenta de que, si me ayudaran a mí, también sería feliz. 

Hoy necesito ayuda.

Pero nadie lo hace. Las personas que están solas no están solas por ser malas personas, al menos no siempre es así. 

A veces las personas están solas porque se rodearon de las personas equivocadas o porque todos ponen rótulos en la vida. 

Y, si sos de la categoría "ayudante", no te verán como de la categoría "ayudada". 

Y yo necesito eso, querido diario, ayuda. 

Pero nadie lo ve. 

LA DESVENTURA DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora