LA DESVENTURA DE AMAR

DIA 37 y DIA 38

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Viajar a Miami continua en mis planes. Mi hermana dice que no podré viajar sola, mi madre que dice me haría bien, Vale que vaya, todos opinan. Las chicas no, les da lo mismo creo. Aunque seguro se sentirían aliviada de no verme. Cruzar el océano es el problema. La angustia de saber que por nueve horas voy a recorrer paisajes de mi vida, que pasarán todas la piezas desordenadas de un rompecabezas al que le patearon todas las piezas. Nunca duermo en los vuelos, mucho menos podría dormir ahora que ni siquiera duermo en una cama. Pero luego llegar, a ese mi lugar en el mundo, seria como llegar a alguien tiene la exclusiva capacidad de darme un amoroso abraza sanador. Y no hablo del lugar, hablo de mi departamento. Pase un ano buscándolo en el momento de mayor declive inmobiliario en la florida. Idas y vueltas, mails, ofertas a los bancos, allí estaba el 901. Decorarlo fue un desafío gratificante, uno de los mas lindos que viví en los últimos anos, ame cada detalle, quede feliz con el resultado. Extraño tomar te en esas tazas con mariposas pintadas en su interior, y esas sillas blancas con la imagen de Audrey Hepburn, que tiene el rostro mas parecido al de mi madre joven que vi en la tierra, ese sillón plateado, tanto blanco, tanto amor puesto allí, la habitación de las chicas, cuanto costo lograr encontrar sus muebles. No es muy grande y los camas deberían ser cómodas lindas y de una plaza. las teteras de Brito que están en la estantería de la cocina. Es alegría, es felicidad, es un trozo de mis hijas felices. Allí están intactas sin contaminarse sus risas y sus aromas. Hace tan poco y tanto. Tiene menos de dos años. Aun recuerdo la compra en "Beth Bath and Beyond", fue la mas grande Y de mayor valor del día. Lo supimos porque el comercio nos sorprendió, con anuncios, suelte de globos y una botella de espumante de regalo. Allí compramos todo para equiparlo. Sabanas, acolchados, accesorios para baño en composé con las la toallas. Todo. Fuimos juntos. El y yo. También ese día lo memoro divertido. Tal vez ese día fue feliz. Yo lo fui. Hoy no puedo saber si todo fue una mentira. Se lo veía feliz. Lo estaba? No lo sé. Pero para mi cada parte, cada centímetro de ese departamento, cada defecto, cada acierto, me hace feliz. No puedo concebir como era mi vida sin ese "mi lugar" Llego Allí y todo es mas fácil, tal vez porque ese departamento de menos de noventa metros fue la cúspide de lo ansiado, sentir que había llegado a la cima. Juré y juro no querer más. Solo ese lugar allí, cruzando el océano para toda la vida, para sentarme vieja en los silloncitos de su balcón, que mira a ningún lado y sentir que algún día pensé que todo se podía, habiendo comprado decorado y amado ese lugar tan insignificante quizás para otros, tan "todo" para mi. Que algún día los cuatro fuimos felices, un poco por mi esfuerzo. Aunque creo que varias veces los cuatro fuimos felices por mi gran esfuerzo.

Después de añorarlo tanto durante todo el día, me convenzo que debería ir. Si logro llegar, si la tristeza no desarma lo que queda de mi en el intento, creo que seré muy feliz allí. No estaré sola. Mi obra mi abrazara. Sabrá de mi pesar y me mostrara que alguna vez pude, y que un día fui feliz, muy feliz. Y que podré saborear un poco de felicidad cada vez que abra esa puerta que reza "901".

Al fin y al cabo, donde querría morir, si fuera hoy el ultimo día de mi vida, donde querría estar?, Allí, en ese lugar donde esta mi yo, para morir a mi lado.

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En  tres días viajo a encontrarme con ese abrazo que tanto necesito. Me siento aliviada y casi contenta de haber tomado la decisión. Como si por unos días fuera a olvidar la pesadilla en que estoy inmersa. Alguien hará por mi la valija. Cada tanto salgo de mi habitación y veo que las empleadas siguen viniendo a trabajar. No conversan mucho. La casa es un velatorio constante. Se habla bajo, se come poco y si de repente se escapa una sonrisa, el dueño de ella se autocensura. Es incorrecto reír en los velatorios.

De todos modos, cuando las chicas quieren cenar en casa, me baño,  salgo de la reclusión y  a veces  hasta logro cocinar. Y me siento en la mesa con las dos. Se que debería ser natural, se que no pueden imaginar el esfuerzo y el amor puesto en eso. No puedo soportar cenar las tres solas, hace que la ausencia de él sea insoportable. Cuando compartís la vida desde el inicio de la adolescencia, casi no importa ya si te llevas bien o no, si es violento o no, si tiene mal carácter o no, él es como el aire. Es un aire contaminado que te acostumbraste a respirar y con el que podes vivir en perfecta armonía disfuncional. Me falta el aire, no importa si era puro o no. Tal vez él no lo entienda ahora, pero yo también era su aire y comenzaré a faltarle. La trampa de años vividos no se soluciona alquilándose un departamento a dos cuadras ni con la existencia de otra mujer. Tal vez crea que, la circunstancia de dejar de respirar de a poco mi aire, le permitirá vivir. Y ahí me tengo miedo. Miedo de lo que este sufrimiento pueda generar en mi. Cuando yo haya terminado de caer, porque hoy siento que todavía no termine de hacerlo, cuando esté el fondo y ya no lo vea porque este tapada por oscuros muros de rencor, nunca mas lo veré. Será invisible, quizás. En algunas pocas oportunidades, vuelvo a la gente invisible. En pocos casos, pero a veces lo hago. Nunca tiro la primera primer piedra. salvo que me sienta atacada. Ahora me siento dolida, no atacada. Por ahora, es visible, muy visible. Aunque su lugar en la mesa este vacío. Tan vacío. Pero temo que un día sienta que esta indiferencia de él, este mal trato que siento por momentos, esta inmadurez que le hace correr hacia una mujer que no se hace cuanto conocerá y abandonar a su hija querida, es personal hacia mi. Y temo algún día transformarlo en invisible. Puedo llegar a ser descarnada. No querría que eso suceda. Espero pueda saber que tengo un limite, que no traspaso. Pero yo la accesible, manipulable e inútil Tamara tengo un limite, que aun no se donde esta pero se que existe.

Temo que esta cuestión de la separación se vaya haciendo pública. Hoy una madre de una compañera del colegio de Valentina me pidió si su hija podía pasar unos días en casa, por un problema de salud grave de su madre. 

Encantada, dije. 

 Estaré obligada a levantarme y a convivir con el fantasma de él en la mesa. No tiene idea de que me separé. Casi nadie lo sabe, salvo mi familia, Marcela y Valeria. Tal vez también el personal de seguridad. A veces me preguntan por él. 

El no pasea el perrito hoy? 

Se encuentra de viaje? 

Las preguntas dejan vivas las esperanzas. 

Mientras a uno lo nombra, uno está vivo en la gente. 

El vive en mi. 

Sin embargo, un día dejaran de preguntar. 

Observan movimientos raros, supongo que parte de lo excitante de su labor es saber e inventar la vida de todos nosotros. 

Y los dejo suponer. 

Tal vez, antes de que existan certezas, él se canse de su titiritera, tal vez descubra que no hay nada nuevo bajo el sol, tal vez aun respirando aire puro, no pueda vivir sin el oxígeno, un aire que hoy lo percibe  espeso . El aire de mi compañía. 

Tal vez. Pero no es momento de considerar a situaciones temporales como definitivas. No aun.