DIA 35 UNA VIDA REAL

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Ayer me dormí muy tarde, ni siquiera podía pensar, sólo clavé la mirada en el techo blanco, intervenido por las manchas oscuras que le producen la luz de los focos de la araña. Estimo que está instalada a muy poca distancia del techo. Así quedará. De ese modo, a oscuras, mis ojos veían mejor a medida que transcurrían los minutos, comenzaban a descubrir con claridad objetos o detalles que ni siquiera veo de día. La vista se acostumbra a la oscuridad de manera más natural que el corazón. Y así quede por minutos, de seguro por horas, y en algún momento mis ojos deben de haber parpadeado, y luego, exhaustos, se habrán cerrado. Cuando desperté, contrario a toda predicción, había un e-mail de él, en respuesta al mío, enviado a las 10.35 de la mañana.

Pareció milagroso, hacía mucho tiempo que no se expresaba por ningún medio.

Y parece que esa postura era una sabia decisión de su parte. Al menos, considerando lo que escribió, hubiera sido mejor que no contestara. Salvo por una pequeña frase al pasar, en la que me detuve el día entero, a la que él no le debe haber dado importancia, a la que seguro no le dio el peso que otra persona podía adivinar en ella, pero que para mí, la destinataria, fue lo más importante de todo lo dicho.

En resumen, negó con categoría clerical ser el clon de Brad Pitt (lo cual, desde ya, yo lo tenía muy claro), dijo que e-mails como éstos lo alejaban de modo inexorable. Yo no sabía que había modo de que estuviera más alejado de lo que ya estaba. Pensé que estábamos lo más alejados que se puede estar, no sabe nada mí, cómo transcurren mis días, ni siquiera se ocupa de pensar que, al estar mal, puede que ni compre comida para las chicas.

Y luego continuó:

"Tratemos de llevar las fechas que vienen de la mejor manera posible, pensando que, si esto entre nosotros desaparece, la historia no desaparece nunca. No puedo darte nada de lo que necesitás, eso lo sabés. Estamos distanciados en la relación, y esto no es nuevo. Lleva mucho tiempo. Cualquier cosa lo iba a detonar. Estoy solo, lo juro, y sólo Dios sabe qué vaya a pasar, solamente ayudemos a que sea lo mejor para nosotros. Porque las chicas recién empiezan a vivir, y nosotros pegamos la vuelta. Siempre voy a estar, eso lo debés saber. De eso no tenés que tener dudas, nunca te voy a estafar ni emocional ni económicamente. Siempre vas a vivir como yo. No soy un desagradecido. Sé lo que fuiste, sé que sin vos nada hubiera sido posible. No te va a faltar nada. Seguirás siendo una reina, más allá de todo lo que te corresponde te daré la mejor vida que puedas imaginar. Vienen fechas especiales que debemos pasar, ayudemos a que sean de la mejor manera posible."

Parece un lindo e-mail tal vez, quién puede rechazar esas palabras de un hombre dolido por lo irreversible de la crisis de vacío de un matrimonio que luchó por sobrevivir pero, pobre, no pudo.

Si hasta parece que sufre. Además, quién puede rechazar una vida de reina.

Y recordé los 1601 e-mails que me envió para lograr que volviera a vivir con él luego de la primera separación; había cambiado, decía una y otra vez, sería dulce, nunca más me diría un insulto, nunca existiría un descrédito. Menos, mucho menos, un golpe. Mi existencia sería la vida que toda mujer pueda querer, sería mi fiel compañero mucho más que en lo meramente sexual. Sólo quería tomar mate con una mujer, olvidaría las alienantes ambiciones, pondría un freno a su temperamento, tendríamos momentos de a dos de manera regular, y todo sería paz y felicidad. Sentenció: es una vez más y no jodemos más, y si no te cumplo tendrás toda una vida para reprocharme.

No reproché nada los años posteriores a eso. 

Muy al principio, traté de exigir el cumplimiento de las promesas que contenían esas palabras. Más tarde, dejé de intentarlo. 

La errada fui yo, él es un mago verbal, lo sé, y caí y volví a caer. 

Sólo cada tanto, en los últimos tiempos, le decía "vos vas a tomar mate con una mujer, pero no será conmigo, conmigo pondrás en práctica lo que yo te hice aprender. Cuando fracases conmigo y te duela, comprarás kilos de yerba para otra. Para mí, no".

No debí antes. No debo creerle ahora. Tal vez sí sea cierto que no me faltará nada, me niego a pensar que, después de haber sostenido la casa cuando él era nadie, de haber defendido el dinero como una leona, de haberme convencido de que sus problemas con la justicia eran sólo porque la gente lo envidiaba, haberlo sostenido en allanamientos, en juicios, en noches en velas por deslices que hoy veo claro que eran absoluta responsabilidad de él, pueda suceder lo contrario de lo que él pregona.

Del resto no le creo nada, él es un violento compulsivo, y esa ira contenida de sus frases es porque quiere intentar convencerme de que estoy errada en mi convencimiento.

Y casi lo logra, si no hubiese sido por la frase "cualquier cosa lo iba a detonar".

Lo lamento, querida a quien no conozco, te llamo "cualquiera" y "cosa" 

SIn embargo, ése es tu problema.

Mi problema es que no quiero creerle que está solo.

Debí darme cuenta antes.

Él es débil, no es fuerte como yo. Me resultó siempre extraño que tuviera el valor de hacer las cosas bien e irse de casa solo, de separarse de modo limpio. Además, lo único limpio que tiene él es el cuerpo.

¿Y si ya no me hiciera la estúpida? ¿Si tirara de la cuerda? ¿A dónde llegaría?

Quiero encontrar la punta y tirar hasta encontrar la otra. Esta vez, no quiero e-mails, no quiero creer, solo anhelo ver, no quiero palabras, quiero guiarme por los hechos, como me dijo él, "aunque esto te duela".

Sí, aunque esto me duela, quiero verlo todo, Quiero ir viendo más y más en la oscuridad, hasta ver como si fuera de día.

Aunque me descubra sentada en un terrible basural. 

Ni siquiera sé si quiero una vida de reina, si eso implica continuar fingiendo que no sé lo que sé o lo que presiento, si eso significa  disimular que el padre de mis hijas es otra cosa de lo que es, si eso  me arrastra a  seguir haciéndome la tarada. 

Sólo quiero ver la verdad de todo, aunque deje mi cuerpo, mi vida, mi felicidad, mi luz, mi inocencia, y todo lo que, poco a poco, día a día, me abandona. 

Únicamente deseo una vida real. 

LA DESVENTURA DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora