DIA 27 Si Alguna vez no me vuelven a ver...

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"Si alguna vez no me vuelven a ver, porque a mi como todo se me olvida..." así sonó todo el día la canción de Andrés Calamaro en mi habitación, donde ya habita de modo permanente esa pesadumbre propia de aquellas habitaciones en las que abrir las ventanas esta vedado. Este viaje es mejor hacerla sola? Tal vez sea cierto, hoy lo veo como un castigo. Cuando uno va al medico lo mayor frustración para el y para uno, es no saber explicar la magnitud, el lugar, la intensidad, la persistencia de un dolor físico. Cuantas veces pensamos que hablamos idiomas distintos. Esto es peor, mucho peor. Nunca imagine que el dolor de la tristeza podía ser tanto mas difícil de describir.

Que fácil es describir el dolor físico en comparación al dolor del alma. Podría decir que estoy con diminutas espadas en cada parte de cuerpo, que todo parece mas lento, que la felicidad del resto no se comprende, que quedarse sin vida a la mitad de la vida, es solo la injusticia de origen del resto de las injusticias que caen en cascada sobre mi. 

Me hubieras quitado mi vida cuando aun estaba en el principio del camino o en el fin. Pero no en la mitad. Acá no. Siento que no sabré cual fue mi verdadera vida, cuando acabe muriendo. 

Será acaso esta que esta quebrada o esta incipiente nueva vida, que de vida tiene "tan poco" y de muerte "tan mucho".

 Y si vivo hasta los ochenta años? Mi abuela tiene noventa y cinco años. Me aterra traspasar más allá de la mitad del sendero sumida en una vida que cuesta arrastrarla. Noventa y cinco años los que quería vivir y a donde quería llegar. 

Y hoy me encuentro rezando plegarias para que   la genética tenga un desvío en mi parte del árbol familiar. Perdón vida, no puedo quererte hoy, no tengo un motivo para levantarme, aunque se que tengo mucho que puede ser perdible. Mis hijas gozan de salud, mi perro me acompaña. Mis padres insisten en saber que pasa, les digo poco y nada. 

Pero nena porque estas sola? como que se fue? No tomo aire ya? Cuando vuelve? Y si no regresa? 

Te dijimos. Estaba rarísimo en la fiesta de la Valen, ni la miró.

No tengo ninguna de esas respuestas. Mi padre trabaja con él. Tal vez sería una buena idea que le pregunte todas esas cosas que yo no puedo contestar. Porque no soy él. Y ni siquiera podría contestar si me preguntaran por mi. Algo que todos hacen muy poco. Que sentís, como estás, tenés una estrategia para salir de esta situación?

Y a veces intento. Ideas absurdas. Como hoy, que tomé clases de pintura en el living de casa. Vale envió una profesora, como último recurso para intentar que saliera de modo regular de mi habitación, aunque sea dos veces por semana. Pusimos una sabana en desuso sobre la mesa, desplegó todas sus pinturas, esmaltes, lacas, aceites. Colocó frente a mi un pequeño lienzo recién comprado y me dijo, volá, pintá lo que quieras. Por un solo momento pensé que quizás el lienzo plasmaría mis sentimientos, que podría encontrar ahí un refugio. Otras veces había pintado y no era mala. Lograba trasmitir algo más allá de las técnicas dudosas. Sobre estimulo de colores y texturas extendidos en la mesa y un resultado tan pobre. No pude. Solo esbocé la mitad de un paisaje tan mustio y deslucido como mis ideas. Parece que no hay nada para sacar.

Y si he de sanar, no será a través de la pintura. Mi padre que llegó a mi casa al final de la clase, seguro celebrará mi fracaso. Que haces pintando como una tonta. Te vas a quedar acá pintando mientras se fue?

Y Pienso. Hace él algo más que estar triste solo y pensando? Porque yo no puedo pintar media hora luego de semanas en las que solo el pensamiento ocupo mis días?

Que sucede? Que me pierdo?

LA DESVENTURA DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora