Bienvenidos al Mundo del ISO (International Security Organization)
Una joven mujer se adentra al Mundo del ISO pasando por diferentes situaciones tras conocer a dos hombres.
Hombres cuya inteligencia y preparación sobrepasaba a cualquier ser humano...
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Después de un rato pasar tiempo con Arthur en la intemperie, decidió que era momento de regresar. No quería hacerlo aún, así que le dije que me quedaría un tiempo más.
De vuelta me regañó por no cenar. Si él supiera la cantidad de veces que dejado de comer en esta semana. Lo tranquilicé diciendo que apenas los sujetos inferiores regresaran a su edificio, yo iría por cualquier cosa para llenar mi estómago.
Media hora mas tarde, inicié mi caminata atravesando el campo lentamente. Sentir el viento impactar con fuerza contra mi cuerpo era lo mas reconfortante que había tenido en estas últimas semanas.
Los árboles a lo lejos creaban un cántico único entre sus hojas al moverse de un lado al otro. Sumamente relajante.
Sin fijarme bien en donde estaba pisando, caí a bruces contra el suelo de cuatro. Quedé quieta por un momento asimilando que la gravedad me había fallado.
Lo primero que sentí fue mi rodilla arder espantosamente, pequeñas puntadas insoportables se hicieron presentes y sin remediar me senté sobre el césped para inspeccionar la zona afectada.
Para mi mala suerte había caído sobre una cantidad de piedritas enterradas en la tierra. Al mirar mi herida encontré mi pantalón roto en una pequeña parte y sangre cubriendo a su alrededor.
Comencé a pasar mis dedos alrededor intentando disminuir el ardor y dolor de la raspadura. Traté de tranquilizar mi respiración, no me había dado cuenta que estaba acelerado.
Al abrir la pequeña abertura divisé material sólido incrustado en la herida.
Me levante rápido sintiendo el roce de mi jeans sobre la zona sensible. Era molesto caminar, principalmente por el pantalón que cada que friccionaba, tensaba mi rodilla aumentando el dolor.
Gracias a Dios no me encontré a nadie en el corredor y directo subí a mi habitación. En ella tenía pañuelos húmedos que utilizaba para hidratar mi piel y una cajita de pañuelitos que había bajado del laboratorio cuando estuve resfriada. Será mas que suficiente con eso.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, agradecí internamente que los chicos no estuvieran aquí. A penas cerré mi puerta me desabroché el jeans y lentamente lo retiré de mi cuerpo.
Caminé hacia mi armario por uno de mis short de pijama y me lo puse lentamente de nuevo acompañándola con su conjunto de tirantes y deshaciéndome del sostén. Cuando estuve mas cómoda, tomé la cajita de pañuelos húmedos y lentamente lo pasé por la zona afectada.
Cerré los ojos porque el material tenía alcohol en poco porcentaje. Una pequeña línea de sangre se deslizó por mi pierna y sin querer levantarme, me acosté sobre la cama extendiendo mis brazos lo más que podía hasta la mesita de noche para alcanzar la caja de pañuelos secos y en el proceso se me cayó.