│ • Desconocido • │

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Su mano comenzó a subir por mi vientre lentamente, sus dedos realizando caricias electrizantes para todo mi cuerpo

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Su mano comenzó a subir por mi vientre lentamente, sus dedos realizando caricias electrizantes para todo mi cuerpo. Traté de no jadear con cada centímetro de su recorrido, cuando estuvo a punto de tocar el borde de mis senos lo detuve y presioné con fuerza sus dedos.

Al darse cuenta que no quería que llegara a esa zona, descendió de nuevo en silencio hasta mi vientre y me presionó contra su hombría.

Él sabía donde exactamente tocar, sus dedos hundiéndose en la parte sensible de mi vientre bajo me lo demostró y me robó el jadeo que estuve guardando. Sin embargo sus intenciones eran que me soltase más a él, que lo dejara explorar aquella zona que se lo impedí, lo deduje cuando repitió el mismo recorrido envolviéndonos en la misma situación. Lo detuve de nuevo. Me giró boca arriba pero él se quedó en la misma posición.

— No me dejas mirar y tampoco tocar ¿No confías en mí? — acarició mi mejilla — ¿Por qué te comportaste así hace un momento? — con la respiración acelerada me senté sobre la cama.

— Y todavía lo preguntas — solté una risita nerviosa — Tenía vergüenza — se levantó y me tomó del brazo acercando mi cuerpo al suyo. Con cuidado en una de ellas, bordeó su cintura con mis piernas, quedando los dos sentados frente a frente.

— Eso no tiene mucho sentido — comenzó a dejar besos por mi mandíbula.

— No lo entenderías — dije cerrando los ojos - en parte fue por ti — apreté mis labios cuando mordió la piel sensible de mi cuello — debiste irte cuando te lo pedí, Hans y yo no tenemos la confianza que tú y yo si. — soltó una risa tomándome de la cintura y pegando nuestros cuerpos.

— Mientras tú te bloqueas — besó mis labios con gentileza — yo lo disfruto — capturó mi labio inferior entre sus diente ejerciendo un mínimo de fuerza que me robó otro jadeo.

— No puede ser William — detuve su mano que estaba subiendo por mi pierna sin abrir los ojos — tú, te... — me callé porque no quería decirlo en voz alta.

— Sí. Me puso a mil que estuvieras expuesta para los dos — su mano reanudó su recorrido por mi pierna — quería que te liberaras frente a nosotros — llegó a mi trasero presionándome contra su bulto. Pronuncié su nombre en un gemido — que te sacaras esa insignificante tela de arriba y nos mostraras lo que intentabas cubrir. — me besó con rudeza impulsando su cuerpo hacia arriba frotándose más a mí — hazlo ahora — me susurró al oído mientras seguía moviendo mis caderas a su antojo. Pero yo no quería ceder y él lo sabía. — Vamos muñeca ¿lo hacemos juntos? — su idea me hizo vacilar, eso significaba que por primera vez sentiría su torso, me estaba ofreciendo un trato, si yo lo tocaba, él también lo haría — lo disfrutaras, prometo que lo disfrutaremos juntos — Sus palabras me afectaban. Sus toques me volvían loca. Sus besos húmedos me anestesiaban.

— Está bien — accedí entre jadeos cerrando los ojos.

Entonces sentí sus manos liberar mi cadera y gracias a la escasa luz de la luna atravesando por mi ventana, vi sus manos dirigiéndose al borde su camiseta levantándolo sin prisa.

N U E S T R A (Míos #1) En Edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora