│• El Inicio del Fin •│

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Disculpen la tardanza y comenten mucho ⚘
●•La canción es lo suficientemente larga para acompañar la lectura•●

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Agnes Ivanova

Mi amor... ¿Qué haces?

Mis ojos no podían creer lo que estaba presenciando, sus ojos azules me miraban con odio, rabia y podría decir dolor.

Lloraba para que me soltara porque ya no podía aguantarlo y como si supiera que era suficiente, como si supiera que mi cuerpo ya no resistiría más, me levantó por el cuello alejándome de la cama, colgándome de su brazo y... me tiró al piso con brutalidad.

— William... — sollocé retorciéndome — detente por favor — la intravenosa se había desprendido de mi mano, haciendo que aguja cortara mi piel y comenzara de sangrar — Mi amor ¿Qué estás haciendo?

Me negué a asimilar que se trataba de él.

Mi William no haría esto, el hombre que yo amaba con todas mis fuerzas me protegería con su vida, todo lo contrario, al monstruo que me estaba lastimando.

Más que temer por mí, temí por mi bebé y eso no me dejaba pensar del todo. Yo no podía estar sufriendo esto.

— Agnes, cariño... — la puerta se fue abriendo lentamente y pronto vimos a Elliot entrar por ella.

Sus ojos deductivos no tardaron más de dos segundos para enterarse de lo que estaba pasando e intentar actuar, pero William sacó su arma y le disparó directo al rostro sin titubear, cosa que no tuvo éxito gracias al gran reflejo y rapidez de Elliot esquivando la bala.

Temblando me levanté e intenté llegar a Elliot, pero William sacó una caja en forma de control y oprimió un botón de ella corriendo hacia la pared antes de que un estallido en la ventana nos hiciera volar a mí y a Elliot hacia la pared, estrellándonos a ella.

Todo pareció pasar en cámara lenta, el ruido ensordeció temporalmente mis oídos y vi los vidrios venir hacia mí con el mismo impulso. Cerré los ojos y llevé mis brazos hacia el frente cubriéndome inútilmente de los cristales que arremetieron contra nosotros.

Caí de rodillas jadeando en medio del llanto, cuando vi un enorme vidrio clavado en el muslo izquierdo y otro subiendo a las caderas de Elliot. Gateé como pude hasta él aterrada de pensar que pudo haberle llegado al apéndice, pero William me tomó del cabello levantándome.

— Es hora de irnos a casa — detuve mis lágrimas, mis sollozos y mi cuerpo tras escucharlo.

— ¿William? — su mano se aflojó de mi cabello y bajó a mi cintura pegándome a su cuerpo — Mi amor ¿Eres tú?

No... no...

Gana tiempo, Agnes. La voz retumbó en mi cabeza. Gana tiempo.

— El amor de tu vida, sí, ese soy yo — miré sus labios y posé mi mano en su pecho.

N U E S T R A (Míos #1) En Edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora