°14°

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—que estás haciendo?—pregunto con sus ojos clavados en los míos.

—vos que estás haciendo, yo estaba bailando—dije entre sonrisas que se escapaban de mi boca

—lo estabas haciendo a propósito Liz—pude ver cómo tenso la mandíbula.

"Yo también puedo jugar como vos Mateo Palacios" me dije a mi misma sintiéndome poderosa al ver lo que puedo provocar en él.

—eemm como era..—lleve una mano a mi mentón haciéndome la que pensaba—tan importante te pensás que sos para que yo te haga algo a propósito?—las mismas palabras que él un día me dijo.

—resulta ser que la pecosa tiene carácter?—asintió sonriendo—no vuelvas hacer eso—se puso serio otra vez

—perdón?—hable indignada—yo voy hacer lo que quiera cuando quiera—quise salir de su encierro pero su mano bajo por la pared impidiendo que salga

—con mis amigos no—la seriedad que tenía me intimidaba

—no sos nadie para decirme eso así que correte Mateo—era imposible sacarlo de encima.

Es más alto que yo y claramente tiene más fuerza, por lo poco que conozco se que no se va a rendir tan fácil.

Me miro fijo por unos segundos, llevo la mirada a mis labios, mis nervios aumentaron cuando se acercó y escondió la cara en mi cuello.

El sentir sus labios rozar mi piel provocó que todo mi cuerpo se estremeciera, el corazón a mil y mis manos se empezaron a humedecer.

Empezó a dejar besos húmedos por mi cuello haciendo bastante presión, la respiración empezó a aumentar.

Sus manos bajaron lentamente por mis brazos hasta mis muñecas y las apretó contra la pared logrando que no pueda moverme.

Sentí como fue subiendo los besos hasta el lóbulo de mi oreja abrió la boca atrapando y mordió despacio.

Mi pecho subía y bajaba muy rápido, estaba realmente agitada, no podía explicar en el estado que estoy, cerré los ojos deseando que siga con los besos pero no fue así.

—estoy seguro que estás colorada y tus pecas resaltan más de lo normal—hablo en mi oído pude sentir lo agitado que se encontraba y sí, estoy super colorada—yo puedo provocar eso—terminó de hablar.

Me canso, aunque en este momento tenía más ganas de quedarme ahí sintiendo sus besos y las miles de sensaciones que provoca en mí, el ser tan arrogante me fastidió.

Hice fuerza soltando mis muñecas de su agarre y le corrí, me miro bastante confundido.

—no, basta Mateo—dije enojada haciendo el intento de irme pero su mano me frenó.

Me arrinconó contra la pared de nuevo con una mano en mi cintura y la otra en mi nuca, me miro serio y bajo la mirada a mis labios y sin pensarlo ni dejarme reaccionar, unió nuestras bocas.

Alguna vez sintieron como se frenaba el tiempo por alguna acción que esté pasando? Eso sentí cuando sus labios tocaron los míos.

Tendría que sacarlo y decirle que no puede jugar así conmigo? Seguramente, pero no lo hice, le seguí el beso de inmediato, nuestras bocas se movían en sincronía como si ya se conocieran.

Mis piernas se debilitan en cada movimiento y estoy segura que si él no me tendría agarrada firme de la cintura, me hubiera caído.

Bese muchas veces a distintas personas, pero juro que nunca ningún beso me hizo sentir así, cómo podría alguien hacerte sentir tantas cosas con un beso?, aunque si lo pienso Mateo Palacios siempre se destacó en eso, con solo hablarme o mirarme ya me hacía sentir muchas cosas.

Impredecible // TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora