°19°

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°Liz°


"Por qué lo invitaste?" Mi subconsciente indignado se hace notar.

Mi semblante es serio, pero no porque este enojada, solo que no tengo reacción, no se por que lo invite solo las palabras salieron de mi boca sin avisó.

—vamos?—pregunta sonríendo, solo asiento y nos dirigimos al ascensor.

En total silencio subimos hasta el piso 8, abrí la puerta y entramos, dejé la mochila en el sillón y me saqué la campera.

Él deja las llaves de la moto en la mesa ratona y también se saca la campera.

—me voy a cambiar ya vuelvo—le digo y entro a mi pieza, cierro la puerta.

"Mierda por qué estoy tan nerviosa" susurró buscando ropa.

Cuando estaba en el bar me llegó un wsp de Jaz avisándome que se quedaba en la casa de Damián, desde que empezó la carrera de abogacía que se conocen y bueno cada tanto están juntos, pero nada serio.

Eso quiere decir que voy a estar sola toda la noche y está Mateo y que hago ahora? Por qué me meto en ésto.

Me maldigo sola y por fin me terminó de cambiar, me puse un short negro de algodón, una remera corta blanca y uno de mis buzos gigantes bordó.

Salgo de la pieza y entro al living, Mateo está parado adelante del mueble mirando las fotos, voy a la heladera y saco dos latas de cerveza, casi siempre hay por qué Jaz compra.

—toma impredecible—digo dejando una lata en la mesa ratona y me siento como indio en el sillón.

—quienes son?—pregunta apuntando las fotos, agarra la lata la abre y se sienta.

—la morocha que aparece conmigo en casi todas, se llama Jazmín es mi mejor amiga con la cual convivo, los demás son familiares míos y de ella—digo evitando nombrar a ciertas personas.

—hace mucho conviven?—sonreí viendo cómo tomaba

—haces muchas preguntas sabías?—se rió

—tenés razón hay que dejar de hablar—dejo la  cerveza en la mesa y se acercó.

—no te emociones—dije frenando su acercamiento con mi mano, se rió y me agarró la mano.

Sin decir nada la entrelazó con su mano y me miró sonriendo, sabía que algo iba hacer y así fue, me estiró para que quede pegada a él.

—mateo—dije en un susurro, lo tenía muy cerca y todas esas sensaciones me invadían.

—pecosa—dijo mirándome la boca.

Estire mis brazos para agarrarme el pelo y me aleje un poco, me empecé a hacer un rodete, tenía calor.

—no me tengas miedo que no voy hacer nada que no quieras—dijo acercándose de nuevo.

—bueno basta—me pare y soltó una risa, rodeé los ojos

—no te voy hacer nada Liz te podés sentar tranquila—da unas palmadas al sillón al lado de él, lo miro desconfiada pero igual me vuelvo a sentar.

—siempre sos así?—pregunte rompiendo el silencio

—así como?

—así como sos conmigo—levanto los hombros

—no, bien dijiste, así soy con vos—responde.

Tiene eso de dejarme con mil dudas con cada palabra que dice y sé que si le pregunto no va a responder.

Impredecible // TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora