°15°

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—te escucho—dije parada adelante de él

—te gusta jugar con fuego no?—pregunto bajándose de la moto.

—eh?—fruncí el ceño

—me querías dar celos?—se acercó a mí haciendo que retroceda

—que te pasa? No se de qué estás hablando—me hice la desentendida

—ese pibe que te iba abrazando, se que lo hiciste a propósito Liz, sos muy obvia—dijo con una sonrisa

—no se de qué hablas, todo pensás que es a propósito y no sos el centro de mi atención—recordé las palabras que él una vez me dijo.

—disfrutas ponerme así—se acercó más, cada paso que daba yo retrocedía.

—así como? Yo no hago nada—susurre, por qué me intimida tanto?

Sonrió negando—haces mucho créeme y jugás con fuego dejando que otro te abrace adelante mío—levante una ceja.

—a mi no me pueden abrazar pero a vos si?, vos si te vas con una mina que está colgada encima tuyo todo el tiempo, podés bailar con ella y andar como si nada y me venís a prohibir cosas a mí? Estás equivocado Mateo, nunca te di ni te daría ese derecho—escupí cada palabra sin pensar.

—entonces es un ida y vuelta? Estás celosa de Rebeca?—hablo riéndose y eso me enojo más, pero por lo menos se que la rubia se llama Rebeca.

—no es una ida y vuelta y tampoco estoy celosa de nadie, lo digo para que entiendas que no tenés derecho a decirme todo ésto—suspiré enojada y me crucé de brazos—ni siquiera tenemos que estar hablando de esto—fruncí el ceño

—se que lo hiciste a propósito con Daniel y después con este pibe, no quiero que lo hagas más ya te dije que no juegues con fuego si no sabes jugar—se acercó más a mí logrando que quede apoyada en la puerta del edificio.

—no lo hice a propósito, basta—lo quise empujar pero no había forma de que se aleje

—bancatela Luz—sonrió pícaro.

Le iba a responder pero no me dejó ya que una vez más unió nuestras bocas en un beso que no fue para nada tierno o suave, era más desesperante.

Se aferró fuerte de mi cintura apretandome contra él, por inercia y ganas mis manos fueron a sus mejillas y una se deslizó despacio a su pelo.

Su lengua recorría cada parte de mi boca al igual que la mía en su boca.

Acá estaba otra vez derritiéndome en los brazos de Mateo Palacios, disfrutando de su beso que por cierto se siente jodidamente bien.

Nuestras respiraciones se escuchaban agitadas y sus manos empezaron a moverse por mi espalda hasta mi cuello y volvían a mi cintura haciéndome presión contra él.

El beso estaba aumentando la desesperación, tenía que frenar esto aunque sea en mi contra, así que de a poco me fui separando de él.

Sin soltarme unió nuestras frentes y sonrió satisfecho.

—te gusta quemarte pecosa—dijo riéndose.

Me temblaba hasta lugares que no sabía que podía temblar, con eso digo todo.

—a que estás jugando Mateo Palacios?—pregunte en un susurro que logró escuchar perfectamente.

Se separó y se apoyo en su moto dejándome tan vulnerable—no juego a nada, mira Liz me pareces una mina hermosa por dónde te mire, pero te soy sincero, disfruto de lo que pasa en el momento, como ésto, este beso, el beso de hace unas horas, el cruzarnos o poder llevarte algún lado, salir joder disfrutar, eso soy, eso tengo para dar no hay más, pecosa—dijo serio.

Impredecible // TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora