Epílogo

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El cansancio.
Debilidad o falta de fuerza física, generalmente provocada por la realización de un esfuerzo, o trabajo. Cansada, así era como ella se encontraba. La rutina de siempre se había convertido en esfuerzo de todo los días por hacer, más sin embargo; no decía nada, ¿por qué? porque era inmensamente feliz. Cuando una persona tiene cansancio, se centra en esa pesadez que siente en el cuerpo. Pero ella no pensaba, intentaba no sentir, era la única manera en que lograba olvidarse de aquello. Y es que, no todo es perfecto, en la vida todo cambia y jamás algo llega a ser para siempre. Siempre hay bajas, y altas. Días en los que te sientes en las nubes, y días en los que estás pisoteado en el suelo. Muy normal, nada del otro mundo.
¿Y qué esperaban? ¿Un capítulo normal? ¿Corto, y sumamente feliz? ¿Sin problema alguno? Pues no, está era la vida de Jennie y Lisa; lean y presten atención, para que les cuente.

Muchos meses después

- Pero te toca - La movió un poco un tanto aturdida, despertar de golpe no le hacía para nada bien.

- Pero..... pero también es tu hija - Apoyó enterrando el rostro en la almohada.

- Lisa - Susurró cansada.

- Jennie - Susurró agotada.

- Te estoy hablando, es en serio. Por favor, te prometo que mañana iré yo, te lo prometo, pero amor - Se quejó.

- Esta bien, Jen. Iré esta vez yo - Bostezó un poco para acomodarse y sentarse en la cama. Pero que perfecto sueño estaba teniendo. No le importaba levantarse y tener que ser ella, pues después de todo su trabajo de madre a eso se dedicaba, pero el cansancio, eso, se apoderaba de su cuerpo. - Ve lo que está haciendo - Rió con ternura Lisa, al ver por medio de una pantalla pequeña los movimientos que su hija hacía en su cuna.

Jennie rió también al verla aún con los ojos entre cerrados, y no, Lisa no era la única persona cansada en aquella familia. Ella también lo estaba.

- ¿Lisa? Ve por ella, por favor - Siguió viendo la sonrisa que mantenía su esposa al seguir viendo como la bebé pataleaba en su cuna con su pequeña sonaja pegándole a las almohadas mientras lloraba. Quizá sería la única manera de llamar la atención de sus madres que estaban muertas del cansancio. Se levantó un poco y recostó su cabeza en una almohada, esta vez más tranquila cuando Lisa se levantó y fue por su bebé. Siguió viendo por medio de la pantalla como aún lloraba cuando su esposa llegó, la bebé no se detenía. Jennie suspiró, sin querer los ojos se le cerraban involuntariamente.

- ¿Jen? - La sacó del ensueño su suave voz. Sonrió cuando la vió llegar cargando entre sus brazos aquella bebé de cabello pelinegro y mejillas sonrojadas de piel extremadamente blanca. - Lo ves, solo la cargue por unos momentos y..... y se calmó - La bebé ahora descansaba en sus brazos, ¿Qué? ¿A punto de dormir? Si para eso las había despertado, ¿y ahora ya se iba a dormir?. Se ve que jugaba con sus madres demasiado.

- Entonces.... - Quedó sentada en la cama viendo como Lisa hacía que la bebé se durmiera más pronto. - Supongo que no tiene nada, ni hambre. Sino seguiría llorando -

- La llevaré cuando se duerma - Aseguró caminando por la habitación mientras la acunaba con movimientos de sus brazos para que se durmiera. Jennie no se dio en qué momento se durmió su hija hasta que vio salir a Lisa de la recámara hacia la de su bebé. - La dejé, creo que tenía calor y le quité.... - Apenas y como llegó, se fue. Cuando volvió a escuchar el llanto de su hija salió disparada de nuevo a por ella. Como manipulaba esa bebé a sus madres. - Jen.... - Llegó de nuevo pero con cara preocupada. - ¿Y..... y si se siente mal? ¿O si..... o si en verdad tiene hambre? No sé qué le pasa - No había día que las levantara porque la bebé tuviera hambre, calor, sed, o simplemente porque llorará. Pero ahora lo hacía sin ninguna razón, y eso nunca pasaba.

Nos seguimos odiando ¿verdad? // JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora