Solo le perteneces a alguien

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Para especificar....
Un año, dos meses, quince días con doce horas, cinco minutos y quince segundos después:

- ¿Quieres...... quieres explicarlo? Porque ni yo lo entiendo - Rió levantando sus hombros.

- Puedo traerle los documentos si es necesario - Se insinuó con una sonrisa coqueta.

- Nah, nah, no - Negó con su dedo índice. - Tan solo quiero que me lo expliques, no..... no quiero los documentos -

- Pero sería un gran placer, señorita Lisa - Siguió con su sonrisa descarada. - Puedo traérselos para aclarar perfectamente bien - Al ver a la jefa de su jefa voltear hacia el enorme ventanal que tenía su oficina subió su falda unos centímetros más arriba, aún de lo que ya estaba.

- ¿Sabes? - Lisa dejó de prestarle atención al paisaje de la enorme cuidad para voltear a verla. - No me traigas nada, me dijo ella que podías explicármelo, pero no necesariamente necesito los documentos, tan solo quería que..... olvídalo; Regresa con Yeri a decirle que ya no hay ningún problema, regresa a tu trabajo, Sana - Sin querer giró los ojos ante el trato de la secretaría de su amiga. Después de un rato de silencio, el interlocutor la despertó del ensueño. Suspirando lo atendio; - Wendy, te dije que no me pasarás llamadas, estoy ocupada - ¿Y en qué? Pues en nada, solo en sus pensamientos.

- Lo siento, señorita Lisa - Dijo al otro lado. - Pero su mejor amiga me ha estado insistiendo su presencia mañana, quiere saber si irá o no -

- Dile que sí, por dios como podría perderme eso. Recuérdale por favor que...... ya le había dicho que sí, que deje de molestar. Ah, y..... y no me pasas llamadas, ningúna - Fue lo último que dijo para tirarse de nuevo en su silla de cuero. Pensando, pensando y pensando.

Ahora era el momento, ahora a ella le tocaba pedir perdón por lo que sus actos pudieron haber causando..... era algo por lo que el ser humano tenía que pasar, la aceptación de sus errores, y el perdonar, como también pedir perdón. No había un momento en que no pensara, siempre cargaba con esa culpa, y no había un día en el que no recordara.

Harta de pensar siempre en lo mismo, porque por más que lo intentaba, jamás lo superaba. Se seguía sintiendo el dolor como si fuese ayer. Se levantó y soltó una risita. Salió de su despacho, con una sonrisa, sin deber realmente por qué sonreía.

- ¿Por qué tan sonriente, Lisa? - Sin querer contagió a su amiga, quien caminaba por el pasillo, formándole una sonrisa grande.

- No..... no sé - Siguió sonriendo.

- Bueno, al parecer estás feliz, y eso me agrada - Confesó Yeri. - Tú papá me llamó, también Sunhyung - Hizo que la sonrisa de Lisa se desvaneciera, rió divertida.

- Pero..... pero ya les dije que no hay problema - Estaba cansada de lo mismo. - Yo puedo sola, creo..... creo que no han aprendido que ya estoy sola, después de todo -

- No, esta vez no dijeron nada de eso, Lisa. Ellos te están esperando para comer, me invitaron también, pero siento decir que no iré - Hizo una mueca. - Espera aquí - Se adentró a su despacho y salió con su bolsa en mano. - Listo -

- ¿Y..... y por qué no quieres ir? Si no vas a comer la harás llorar - Exageró con una sonrisa. - ¿Saldrás..... mmm.... con alguien? -

- Sí, quizás sí, una probabilidad de noventa y cinco por ciento - Hizo una sonrisa ladina, y Lisa lo entendió todo.

- Esta bien, entonces me voy. Adiós, Yeri. Oye, por cierto - Se giró antes de irse. - Dile a Sana que..... que guarde su compostura en el trabajo -

Nos seguimos odiando ¿verdad? // JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora