Observaba la hora en el reloj de la mesita de noche ansiosa, con desesperación, tenía que huir ya.
Tenía que irse ya, aunque fuera la una de la mañana tenía que hacerlo, no solía llegar tarde a casa pero en éste caso era necesario hacerlo. Observó a Lisa con los ojos cerrados y sus brazos descansando al lado de su cuerpo, sonrió sin saber el por qué. No sabía qué hacer, ya había tenido la oportunidad de haber despertado a su lado algún día, pero estaba claro que ella no se quedaba a dormir solo porque había tenido sexo. Siquiera supo en qué momento llegó a cerrar los ojos después del beso que le dio, estaba cansada, Lisa la había dejado exhausta, y le sorprendía como ésta se había dormido tan rápido, ella siquiera había podido aprovecharla, ni siquiera llegó a tocarla más sin en cambio terminó cansada y quedó dormida como ahora lo estaba haciendo.
Con Lisa descubrió que era fácil hacer cualquier cosa, tanto como enojarse como también pasar a estar normal, era fácil quedarse dormida en su cama, era fácil tener sexo y no pensar en los demás a los que le hacían daño, era fácil besarla, pero también era difícil dejar de hacerlo, no había compartido gran tiempo con ella y sentía que no podía estar lejos de sus labios, creía aburrirse con el tiempo, y esperaba así pasará. No quiere aferrarse a una persona con la cual solo tiene sexo.
Era todo fácil con ella, menos solucionar los problemas, eso era lo que más le atormentaba. Lisa solo le gustaba y nada más, pero no podía solucionar eso, no podía quitársela de la mente, no podía dejar que le gustara, quería dejar de hacerlo pero en vez de aburrirse con ella se entretenía más.
Volvió a suspirar aún tumbada en su cama y corrió la sábana tan solo un poco para ver el abdomen de Lisa tan lindo, estaba solo en sostén y bragas, como le gustaría quitárselas, pero no podía, era una de las cosas que tenía que aprender, autocontrolarse, cuando estaba con ella.
Se levantó un poco de su cama y se recostó en la cabecera. Fue imposible no tocar levemente el abdomen de Lisa con sus yemas. Ésta se removió un poco en su lugar y quedó de espaldas, Jennie giró los ojos y volvió a tomar la misma posición que tenía antes, pero esta vez dándole la espalda, después de un rato sintió como se removía en su lugar, y siguió de espaldas hacia ella para que pensara que estaba dormida.
- ¿Oye? - Se escuchó la voz ronca de Lisa. - ¿Estás despierta? - La ignoró a pesar de que la estaba escuchando. - Creo que sí - Se respondía sí misma.
Jennie sintió el dedo de Lisa recorrer su espalda hasta terminar antes de su trasero, quiso reír porque le provocó cosquillas, pero terminó dándole curiosidad que es lo que más haría. No se equivocó, pues después Lisa empezó a trazar cosas imaginarias en su espalda con su dedo indice, cosa que la hacía morir de la risa ese cosquilleo.
Tengo que despertarla. Pensó Lisa. Pero no se puede ir sola caminando a su casa, sería peligroso. No sabía qué hacer. Se levantó de la cama y recogió las prendas del suelo pertenecientes de Jennie.
Las dejó a un lado y no pudo evitar leer algo....- Channel.... - Leyó en voz alta. - Hasta calzones que son de Channel se pone - Giro los ojos.
- Hey, te escuche - La regañó Jennie, era imposible no defender eso.
- ¿N-No estabas dormida? - Preguntó sorprendida.
- Sí, lo estaba, pero me despertaste - Mintió Jennie.
- Lo siento, no..... no era mi intención, en parte sí. Porque la última vez te enojaste porque deje que durmieras - Le recordó.
- Lo sé - Asintió. - Ahora quiero irme a mi casa -
- Es muy tarde - Hizo una mueca.
- Tienes la culpa, ¿no? Me dijiste que viniera en la noche - Se defendió Jennie.
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Nos seguimos odiando ¿verdad? // Jenlisa
Fiksi Penggemar- Nos seguimos odiando, ¿verdad? - Preguntó nerviosa de saber que tal vez la respuesta no sería un sí. Las dos se negaban aceptar lo que sentían, pues eran muy orgullosas. No se percataban que cada vez que se miraban a los ojos se enamoraban más, c...