- ¿Te sientes mal? - Le preguntó.
- No, solo que estoy cansada - Suspiró mientras veía el televisor, aunque eso decía ella, pero no tenía la atención puesta ahí en lo más mínimo.
- Me preocupas - Confesó. - Te noto muy pensativa, ¿Quieres que me quede? - Le preguntó, pero ella negó rápidamente. - Lice... sabes que la familia es lo primero, puedo quedarme, podemos - Corrigió. - El trabajo es lo de menos -
Lisa suspiró. - No es necesario, en verdad - Afirmó.
- ¿Segura? - Esta vez le preguntó su padre y ella asintió. - Te queremos mucho, y queremos verte bien, así que si necesitas nuestra ayuda en algo puedes decírnoslo - Le recordó Tonhyung. - Yo quería decirte algo.... - Confesó. - Necesito, en verdad necesito que te cuides, que no estes haciendo cosas extrañas por.... por ahí, cuídate mucho. No me hagas tener que llamarte y regañarte como aquel día - Le recordó el día de la fiesta de Jisoo. - Hablando de eso.... -
- ¿Me quitarás el departamento? - Preguntó preocupada.
- No - Respondió. - Solo quiero que.... que no lo utilices para hacer cosas raras - Soltó la risa cuando vio las mejillas rojas de Lisa, sabía que le daba pena hablar de ciertas cosas con él. - No quiero que te emborraches y te vayas a ese apartamento, ¿me oíste? - Lisa asintió. - Y tampoco qué hagas fiestas a escondidas en ese departamento - Le prohíbo.
- ¿Me dejas hacer una fiesta en casa? - Lisa hizo un puchero. - Por favoooooor....
- Rogó, podía convencer a su padre.- Sabes que siempre terminarás por convencerme - La abrazó por un rato. - Sí, Lisa, puedes hacer una fiesta, en esta casa - Aclaró. - Avísale a Kai - Y su hija asintió. - Sin tomar -
- Bueno, Lis. Tenemos que irnos - Avisó Sunhyung. - Sentimos no habernos quedado más tiempo, pero sabes que te amamos y que regresaremos pronto - Lisa sonrió, le agradaba tanto que su madre le dijera "te amamos". - ¿Qué día irás al médico? - Preguntó interesada.
- Para ser exacta..... - Pensó Lisa. - Tengo mi cita en seis días -
- ¿Crees que te quiten el yeso? - Le daba el sentimiento de solo pensar que su hija estaría sola y con ese brazo roto, bueno ni tan roto ya, había sanado. Lisa asintió feliz. - Cuida lo qué haces, Lis. No te vuelvas a caer de esas escaleras y con Jennie encima, por favor - Decía con el ceño fruncido. - Se pudieron hasta matar, por cierto, no se odien, yo siento que puede surgir... una bonita amistad - Sonrío.
- ¡Te amamos! - Anunciaron sus padres. Se despidieron con un gran abrazo. - ¿Crees que se tarde en llegar tu hermano del instituto? - Preguntó Tonhyung, y Lisa levantó los hombros desinteresada. - Como sea.... nos despedimos de él en la mañana, pero dile que también lo amamos -
- Los amamos - Sonrío Sunhyung, y después de eso lo único que se escuchó fue el sonido de la puerta cerrarse.
- Son muy lindos - Susurró en el silencio. - Son..... lindos -
Y ahí estaba Lisa, de nuevo sola como hace cuatro días, pero daba igual, cuando sus padres habían tomado la decisión de dejarlos sinceramente le había costado un poco en tener que dejarlos ir, pero en ratos era divertido, estaba sola, tenía una casa completamente sola para ella, podía invitar a quien sea y armar una fiesta, a decir verdad, la primera vez que viajaron sus padres a Tailandia hizo una fiesta tan grande que al día siguiente tuvo que contratar a alguien para que limpiara todo el desastre. Pero ya no hacía eso, una que otra vez cuando estaba aburrida lo hacía, pero en su apartamento, había aprendido a comportarse en su casa ya que Kai también solía regañarla.
Y como en estos momentos se encontraba aburrida decidió levantarse, comer algo, y subir a su recámara a estudiar, sí, sonaba un poco tonto, pero a eso iba a su recámara, a estudiar, Lisa no era una chica de malas notas y quería mantenerse así, ademas había perdido mucho tiempo en no ir al instituto por su brazo y no quería atrasarse en el colegio.
El timbre sonó, y como de costumbre; suspiró, levantándose para abrir.
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Nos seguimos odiando ¿verdad? // Jenlisa
Hayran Kurgu- Nos seguimos odiando, ¿verdad? - Preguntó nerviosa de saber que tal vez la respuesta no sería un sí. Las dos se negaban aceptar lo que sentían, pues eran muy orgullosas. No se percataban que cada vez que se miraban a los ojos se enamoraban más, c...