¿Psicólogo? o ¿Manicomio?

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- Ah, Lisa - Gimió.

No se detuvo, siguió absorbiendo su pecho dentro de su boca mientras con su mano acariciaba el izquierdo. Después bajó a su abdomen donde se detuvo haciendo círculos dentro de su ombligo, acarició su centro mojado y se llevó dos dedos a su boca dejándolos limpios.

- Separa más las piernas - Le ordenó mientras Jennie sentía la respiración acelerada de ésta sobre su piel. - Más - Ordenó hasta que tuvo una amplia imagen de la humedad que mojaba todo su centro y se acercó a besar sus labios vaginales causando un enorme cosquilleo en el vientre de Jennie.

- ¡Lisa! - Jadeó fuerte. - Sí, así - Sintió como utilizaba su lengua en su clítoris dandole lamidas.

Por ella se quedabas más rato en ese sitio, para Lisa el sabor de Jennie no tenía nombre, era único y sabía que quizá si lo probaba cada día más aumentaría su querer. Introdujo un dedo en su hendidura causando un débil gemido en ella, después siguió lamiendo y absorbiendo su clítoris en su boca con hambre hasta dejarla lubricada con su propia saliva. - Lisa - Gemía. - No pares, no pares - Llevó su mano a la cabellera de Lisa para darle ánimo y que siguiera con su gran trabajo.

- Jennie - Suspiró mientras saboreaba a la castaña, siguiendo con su trabajo mientras se anima a sacar su dedo dentro de ella y volviéndolo a meter.
Mordió un poco su clítoris aún sin ser doloroso y comenzó a embestir a Jennie con un solo dedo, dentro y fuera mientras pasaba la lengua por toda su humedad. Al escuchar sus leves gemidos aumentarse aumentó las embestidas de golpe causando que el cuerpo de Jennie se arqueara en busca de más.

- Ah, eres.... eres tan buena - Jadeaba mientras enterraba las uñas en su cabellera. - No te detengas, por..... por favor. ¡Ah! - Jennie se podía cegar completamente cuando Lisa la tenía en sus manos, sabía que con el tiempo ésta había aprendido aún más a tocarla sabiéndose su cuerpo perfectamente y sus puntos débiles.

Al sentir embestirla más rápido mientras con su lengua tocaba ese punto de placer hasta dejarlo rojizo de tanto absorberlo le fue inevitable gemir más. Jennie sentía el cuerpo caliente y con un sudor indescriptible, por más que siempre intentaba callarse con Lisa nunca podía, pues siempre terminaba gritando su nombre como jamás pensó hacerlo. - ¡Ah! Sí..... sí, lo..... lo haces bien - Gemía cosas sin saber realmente lo que estaba diciendo.

En una embestida cualquiera Lisa introdujo otro dedo de golpe, le gustaba salir completamente y volver a entrar con fuerza, dio un par de embestidas más mientras seguía disfrutando del sabor de Jennie sobre su boca cuando de repente sintió a ésta tensarse y doblar los dedos de sus pies clavando los talones en la cama hasta que la escuchó gritar.

- ¡Ah, Lisa! - El orgasmo le pegó fuerte y la nombrada lo comprobó cuando sintió ese líquido nunca acabarse dentro de su boca. Bebió todo su placer acumulado blanquecino dejándola completamente limpia, después subió a darle un largo beso causando un inmenso sonrojo en Jennie al probar su propio sabor dentro de su boca. - M-Me..... - Suspiró. - Nunca me había sentido así -

Lisa sonrió dándole un tierno beso y después se recostó a su lado extendiendo sus sábanas para cubrir por completo su cuerpo desnudo. Colocó su mano en la cintura de ésta y se recargó en su pecho. - ¿Tienes..... tienes sed? -

- Un poco, la verdad -

- Iré por.... -

- No - Jennie tiró de su brazo. - No te vayas, quédate aquí. Y déjame..... - Llevó su mano a la espalda de Lisa y en menos de un segundo tiro su sostén haciéndolo volar por alguna parte de la habitación. - Tocarte - Finalizó con una mirada de deseo cargada en sus ojos. Le encantaban los pequeños pechos de Lisa, por ello lo primero que hizo fue darles un corto beso a cada pezon.

Nos seguimos odiando ¿verdad? // JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora