3.- Hazme un favor

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Momo se había sacado su ropa de instituto y decidió ponerse cómoda. Se colocó un short negro y mantuvo su sudadera. Chaeyoung por otro lado, se colocó su pijama. Mina era la única que se había quedado con el uniforme del instituto.

-Sácatelo – le habló Momo.

-Lo haré, sólo me gusta mucho cómo me queda – Mina no dejaba de verse en el espejos - ¿Sabían que el instituto es sólo de chicas?

-Woow debes estar muy emocionada entonces – la broma de Chaeyoung hizo que Momo dejará escapar una pequeña risa.

-Supongo que llevaré el rubro al instituto – Momo notó la mirada llena de rabia y lujuria en Mina.

-No comentas errores, al menos no el primer día – la hermana mayor se acercó a la japonesa – no es necesario que sigas haciendo lo que hacías. Tendrás dinero y todo lo que quieras.

-Lo sé, no arruinaré nuestro gran futuro de inmediato, no te preocupes.

-¿Por qué creen que el hermano no está en la casa? – preguntó Chaeyoung.

-Debe estar en otro país. Sana es la que se hace cargo de las empresas en Asia. Daniel es el que se encarga de las empresas que están en Europa – Mina habló sin dejar de mirarse al espejo.

-¿Cómo sabes eso? – Momo estaba sorprendida de que su hermana supiera esa información

-Daniel fue uno de mis clientes, creo que salimos dos o tres veces.

-¿Qué?, ¿Por qué nunca nos contaste? – preguntó Chaeyoung.

-¿Por qué debería haberlo dicho? Jamás creí que terminaría en su casa. Para mí sólo era un cliente más.

-¿Te acostaste con él? – Mina no respondió la pregunta de Momo – Mina... se supone que no...

-Lo sé, no me acuesto con hombres – Mina podía sentir la mirada de sus hermanas en ella – salimos tres veces, siempre trató de acostarse conmigo. Era muy atento, jamás me hizo sentir menos cuando me presentaba a sus amigos o socios de negocios. Accedí a acostarme con él, no fue nada del otro mundo.

-No puedes contar esto ¿lo sabes verdad? – Mina odiaba cuando Chaeyoung tenía razón.

-Lo sé, no diré nada.

-Cámbiate, debemos bajar – Momo salió de la habitación sin mirar a Mina.

Sana estaba esperando de pie en uno de los ventanales que rodeaban el comedor. Sus pensamientos la estaban molestando más de lo normal. No podía creer que esas tres chicas estuviesen viviendo con ellas durante un año. ¿Por qué su padre les haría esto? Jamás se preocupó por los trabajos que su madre había dejado después de fallecer. ¿Por qué ahora?

-Disculpa, no sabía que estabas acá – Sana reconoció la voz de Momo pero no se volteó – sé que estas molesta, pude notar tu rostro cuando pasó lo de Mina y Nayeon.

-No tienes por qué hablarme – Sana giró su cuerpo hasta quedar frente a Momo a una distancia prudente.

-Lo sé, sólo quería disculparme.

-No eres tú la que se tiene que disculpas ¿o me equivoco? – Momo se quedó en silencio.

-¿Puedo tocar? – la voz de Chaeyoung se hizo presente en la sala del comedor.

-¿Disculpa? – preguntó Sana.

-Si puedo tocar un poco – Chaeyoung apuntó hacia el órgano dorado que tenía la familia en un rincón de la casa – no toco hace mucho.

-Claro – Sana estaba segura de que con la única hermana que se llevaría genial sería con Chaeyoung – aún no está lista la cena, puedes tocar para nosotras.

A merced tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora