50.- El comienzo de la verdad

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Momo y Sana habían llegado a Seúl a eso de las 8 de la noche. Al salir del aeropuerto, la pelirroja se subió al auto que había arrendado para ir al departamento nuevo de Momo sin que nadie se diera cuenta. Cuando se subieron las dos se miraron mientras sonreían – no puedo creer que iré a conocer tu nuevo departamento. Creí que traerías a tus hermanas primero que a mí – habló Sana mientras encendía el auto.

-Mis hermanas irán, claro que irán, pero la prioridad acá somos nosotras. Anhelo tener un lugar para ti y para mí en donde no tengamos que darle explicaciones a nadie.

-Realmente te has esforzado.

-Siento que por primera vez las cosas están saliendo bien en mi vida.

-No sé si este tipo de relación que tenemos es sinónimo de "bien" – habló Sana.

-Es mejor no pensar en eso.

-Cómo quieras – justo cuando Sana iba a partir el celular de la japonesa comenzó a sonar, era Eunbi – contesta – exigió Sana.

-Hola.

-Amor, no sabes lo que pasó.

-Dime.

-Me llamó el señor Raúl, me contó que habías aceptado. La verdad es que me hubiese gustado que me lo dijeras primero...

-Lo siento, en serio. Estaba desconcentrada con Sana y todo el trabajo que teníamos en Japón, claramente te iba a contar.

-Lo sé, pero agradezco que me contara, porqué ahora estoy acá en tu departamento – Momo miró a Sana y la pelirroja entendió – me dio una copia, así que compré sushi, carne y te estoy esperando para celebrar.

-Woow eso suena increíble, nosotras acabamos de bajarnos del avión así que dentro de una hora estaré por allá.

-Te espero bebe, te extrañé horrible.

-Yo igual te extrañe Eunbi.

-Ven con cuidado, te quiero hermosa, te estaré esperando – Momo colgó sin contestar al te quiero de su novia y miró a Sana.

-¿Está en el departamento verdad?

-El imbécil de Raúl le pasó las llaves. Lo siento mucho Sana.

-Tranquila, no pienso arruinar todo lo que pasamos en Japón por esto – Sana tomó la mano de Momo – de todas formas, sé que todo esto es mi culpa. Si yo fuese más valiente no estaríamos pasando por esto.

-Gracias por comprender.

-Sólo te pediré una cosa.

-Dime.

-No te acuestes con ella, al menos no hoy.

-No lo haré.

-¿Quieres que te vaya a dejar?

-Por favor.

Tzuyu llevaba 10 minutos pensando en si entrar o no al bar de la dirección que le había enviado Sunmi. Se paseaba de un lado a otro como si estuviera presa. Su corazón latía con fuerza y su celular no dejaba de sonar. Parada desde donde estaba podía darse cuenta de que la que estaba llamando era Nayeon.

-Llevas mucho tiempo ahí. Creí que ibas a pasar – la voz de Sunmi hizo que Tzuyu volteara para verla de frente – entremos, bebamos algo.

-Estoy manejando.

-Verdad, lo siento.

-Entra al auto.

-¿Disculpa?

A merced tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora