15.- Un mal día

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Chaeyoung comenzó a moverse encima de la cama al sentir su brazo derecho dormido, podía sentir las "hormigas" en toda su extremidad derecha por falta de irrigación sanguínea. Al intentar movilizarlo notó que se sentía más pesado de lo normal, comenzó a abrir sus ojos de lentamente hasta que la luz del sol que entraba por su ventana la dejó darse cuenta de la razón del porqué no podía mover su brazo.

Tzuyu estaba durmiendo plácidamente entre sus brazos, podía sentir la respiración de la menor completamente relajada. Ambas seguían con la misma ropa de fiesta de la noche anterior. A Chaeyoung le costó un poco recordar todo lo que había ocurrido, y cuando lo hizo sólo sonrió. Habían pasado una noche increíble, se habían contado cosas y reído mucho.

-Tzuyu – susurró Chaeyoung en el oído izquierdo de pelinegra - ¡Hey! – Tzuyu comenzó a moverse hasta que sus ojos comenzaron a abrirse – menos mal despertaste – al sentir la voz de alguien más a su lado se levantó inmediatamente asustada.

-¿Qué hago acá? – Tzuyu observó todo el lugar y notó que no era su cuarto - ¿Qué hago en tu cuarto? – Chaeyoung se había sentado a la orilla de la cama moviendo su brazo derecho para que volviera a vivir.

-Creo que nos quedamos dormida, no recuerdo mucho. Tu estabas más sobria que yo, deberías acordarte – entonces, de un momento a otro, todas las imágenes de la noche anterior bombardearon el cerebro de Tzuyu – creo que recordaste.

-¿Qué hora son? – Chaeyoung tomó su celular.

-Las 2 de la tarde, muero de hambre.

-También muero de hambre – ambas chicas se quedaron mirando – no puedes contarle a nadie lo que hablamos ayer de Na...

-Lo sé, no te preocupes – Chaeyoung se levantó de la cama y dejó caer su vestido mientras le daba un ángulo perfecto de toda su espalda a Tzuyu. La pelinegra observó como Chae se colocaba un short y una remera ancha – comeré y de ahí me ducharé ¿Qué harás tú? – Tzuyu no entendía cómo una persona podía ser tan despreocupada de todo su alrededor. Chaeyoung le había contado lo cercana que era a sus hermanas, lo mucho que se ayudaban mutuamente, pero no representaba esa imagen. Al menos no en estos momentos.

-Me cambiaré de ropa y bajaré, necesito comida en mi estómago.

-Ok, nos vemos abajo.

Chaeyoung bajó las escaleras y se dirigió hacia la cocina. Ahí estaban Jihyo y Mina tratando de cocinar algo decente, pero, con solo observarles el rostro Chaeyoung supo que ambas tenían resaca, y nada bueno saldría de eso.

-¿Qué se supone que intentan cocinar?

-Hamburguesas con papas fritas – respondió Mina.

-Woow cómo cuando estábamos en casa – Mina sonrió al escuchar las palabras de Chaeyoung – pero te están quedando horribles.

-Lo sé, me duele mucho la cabeza y Jihyo tiene un poco de gripa.

-Yo me encargo – Chaeyoung sacó a las chicas de la cocina – sabes que soy la mejor cocinera entre las 3.

-Eso es mentira, sabes que Momo cocina mejor.

-Anda a buscar a Nayeon. Por lo visto las papas fritas ya están listas, sólo falta las hamburguesas, no me demoraré nada.

-Ok.

Mina no estaba segura de ir a buscar a Nayeon, no después de cómo terminaron las cosas anoche, ella sabía que si no hubiese detenido a Nayeon se hubiesen besado. Al encontrarse frente a la puerta de Nayeon tocó tres ves, la pelinegra jamás respondió – Nayeon voy a entrar – Mina entró para encontrarse a Nayeon sentada a un costado de su cama con la cabeza entre sus piernas.

A merced tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora