30.- Contando secretos

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Momo se dio cuenta que Sana jamás volvió al cuarto, así que no se sorprendió cuando al despertar notó que la pelirroja ya no estaba en la casa de la playa. Sus hermanas y Nayeon con Tzuyu estaban en la playa, sonriendo. Habían hecho una especie de desayuno, que estaba segura de que había sido idea de Chaeyoung. Realmente las envidiaba. ¿Por qué ella no podía ser igual de feliz? Si tan sólo pudiera a sacarse a Sana de la cabeza y disfrutar a Eunbi, ella era la persona que realmente la hacía sentir bien y cómoda, con Sana solo eran problemas y más problemas.

Decidió llamar a Eunbi, no lo había hecho desde que llegaron. Ni siquiera había respondido sus mensajes, así que no se sorprendió cuando Eunbi no contestaba su llamada. Iba a cortar cuando la voz de la empresaria se escuchó del otro lado.

-Hola.

-Soy la peor – Eunbi no dijo nada – realmente lo siento. Traté de hacer que mi relación con Sana mejorara, por algo hicimos el viaje, pero todo salió mal.

-¿Qué ocurrió?

-Realmente creo que me odia o algo por el estilo.

-No creo que sea eso Momo, ¿Por qué no confías en mí?

-Lo haré, te juró que te contaré. Cuando tenga todo un poco más claro en mi cabeza lo haré.

-Sabes que puedes apoyarte en mí – Momo sonrió - ¿Qué harás hoy día?

-Volveré, realmente arruinaría el estado de ánimo si me quedo. Las chicas volverán en la noche, yo volveré ahora.

-¿Quieres almorzar conmigo?

-Por eso llamaba, amo que me leas la mente.

-Te mandaré la dirección cuando estés en Seúl, avísame.

-Ok.

-Momo...

-Dime.

-Extrañaba tu voz – la japonesa sonrió.

-Yo igual la extrañaba.

-Nos vemos dentro de unas horas.

-Nos vemos Eunbi, y lo siento nuevamente.

-Descuida, hablaremos después. Tengo que trabajar.

-Nos vemos baby.

Momo cortó la llamada y comenzó a ordenar sus cosas. Dejó lista la cama y salió a despedirse de sus hermanas y las chicas. Le explicó que había surgido algo con Eunbi, así que se verían para almorzar. Las chicas le creyeron y la dejaron ir.

Sana había dormido un poco al llegar a casa. Se sintió más sola de lo normal, cuando se dio cuenta que estaba sola en esa mansión gigante. Al bajar a la cocina se encontró con Jihyo.

-Hola. ¿A qué hora llegaste?

-Temprano, tengo algunas cosas que hacer.

-Ya veo ¿Café?

-El más fuerte que tengas.

-¿Qué ocurre en tu cabecita?

-Muchas cosas. ¿Dónde está Daniel?

-No ha dormido en la casa, ha venido durante el día, saca algunas cosas y se vuelve a ir.

-Gracias.

-Sana.

-Dime Jihyo.

-¿Estás bien?

-Supongo que a ti no te puedo mentir, pero aún así no quiero hablar de eso.

A merced tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora