19.- ¿Qué sabes tú del amor?

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Momo condujo sobre su moto hasta llegar a su mirador favorito de Seúl. Cuando estacionó y Sana de bajó de la moto, caminó hasta alejarse algunos metros de Momo. La japonesa se quedó en su lugar tratando de entender todo lo que pasaba por la cabeza de Sana, pero era imposible. La pelirroja era cómo una pared gruesa que no dejaba que nadie pasara.

-¿Cómo llegaste hasta este lugar?

-Vine una noche tratando de buscar a Chaeyoung. La enana se había escapado de la casa. Tuvimos una discusión y terminé acá.

-¿La encontraste?

-Si, siempre logró encontrar a mis hermanas – Sana sonrió.

-Ojalá tener ese don, jamás sé donde pueden estar Nayeon y Tzuyu cuando discutimos. No sé nada de ellas creo.

-No digas eso.

-Es la verdad – Sana giró por primera vez desde que habían llegado al mirador – pero no estamos acá para hablar de ellas ¿verdad? – Momo sonrió – lamento arruinar tu fiesta.

-No arruinas nada.

-Querías esa fiesta, escuché lo mucho que querías bailar y beber.

-Esas ganas de beber y bailar no se pueden comparar con las ganas que tengo de estar contigo en este lugar, en este preciso momento.

-Cursi – Momo sonrió - ¿Qué haremos?

-¿Con qué?

-Con nosotras.

-Va a pasar lo que quieras que pase.

-Esa no es una opción para mí. no quiero que estés acá frente a mí diciéndome prácticamente que harás todo lo que yo diga. Las cosas no funcionan así – Momo comenzó a reír y Sana no entendía que le había hecho tanta gracia.

-¿Qué te hace tanta gracia?

-¿Acaso si te pido que termines con Minoh lo harás? Dices que vienes hasta acá a conversar, a entender lo que siento y lo que quiero, pero las dos sabemos que para que esto funcioné necesitas terminar con Minoh.

-No puedo terminar con él.

-Lo sé.

-Sé que lo sabes, y no es justo.

-¿Qué es lo que quieres Sana?

-¿Eso importa? Nadie nunca me preguntó qué era lo que me importaba, lo que sentía o lo que quiero.

-No entiendo muy bien con que tipo de personas te has cruzado en tu vida, pero los seres humanos solemos prestarle atención a los sentimientos y pensamientos del resto.

-¿Sí?,¿Existen esas personas?

-Sana...

-No sé que me pasa contigo, no lo entiendo, y el no entenderlo me vuelve loca. Aumenta mi ansiedad, porque no entiendo que es lo que me ocurre – Momo seguía respetando la distancia entre las dos – sólo sé que cuando te vi entrar a mi casa la primera vez creí que eras una chica engreída, que sólo le importaban Mina y Chaeyoung y nadie más a su alrededor. Pero entonces, comenzaste a preocuparte por cosas pequeñas que me pasaban. Si me quedaba hasta tarde, fingías que leías un libro sólo para cuidarme. No creas que no me di cuenta. ¿Cómo podían esas acciones no meterse en lo más profundo de mi corazón y de mi cabeza? Estuve semanas tratando de entender porqué me importaba, pero entonces volvió Minoh y mi mundo se derrumbó a mis pies cuando los vi juntos en tu pelea, esa maldita pelea – Sana volvió a mirar a Momo - ¿De verdad creíste que no me daría cuentan de que miraste mis manos junto con las de Minoh? – Momo miró hacia el suelo – esa fue la primera vez que sentí que te estaba dañando, ni siquiera entendía porqué me sentía tan mal. Para rematar esa noche, pasó lo del baile. Baile que no he podido sacarme de la cabeza. Me pongo celosa de sólo imaginar quienes fueron los imbéciles que disfrutaron antes que yo, no es justo que me hagas sentir todo esto, no es justo.

A merced tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora