27.- La fiesta

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Mina le sacó la ropa a Nayeon lentamente y le colocó el pijama para luego acostarla y arroparla. Ambas chicas se miraban la una a la otra tratando de entender porqué no entendían del todo lo que acababa de ocurrir. Ambas tenían tantas preguntas que hacerse, pero le temían a la respuesta.

-¿Estás bien? – preguntó la japonesa.

-No.

-Eso es bueno.

-¿Qué es lo bueno?

-No siempre se puede estar bien Nayeon, te debes permitir estar mal – Nayeon la quedó mirando – a veces puede ser revelador.

-¿Por qué te sientes mal tú entonces?

-Prometo que te contaré todo, pero no esta noche.

-No creo que quiera saber nada de lo que está pasando por tu mente en estos momentos.

-¿Por qué volvió?

-¿Crees que sabía que se iba a aparecer hoy día?

-No, pero debes saber que haces acá.

-No tengo idea que esperas que te diga, pero Daniel no me cae bien, no hablamos, no tenemos relación alguna. ¿Te quedó claro?

-Lo siento, no sé lo que me pasa.

-Creo que lo sabes muy bien.

-Mañana será otro día Nayeon.

-Deseo con todas mis fuerzas que mañana sea otro día, quiero olvidar el de hoy.

-No todo fue malo.

-Lo sé.

-Me encantaría dormir a tu lado está noche, pero creo que necesitamos algo de privacidad. Tiempo a solas, al menos hasta mañana.

-Estoy de acuerdo.

-¿Me vas a extrañar? – Mina tenía miedo, todo su cuerpo temblaba. No estaba lista para perder a Nayeon, no ahora.

-Mina, no te voy a dejar. Sea lo que sea lo que esté pasando y que no sepa algunas cosas, no me alejaré de ti.

-Mañana nos iremos temprano, estaremos el día y en la noche volvemos para estar en casa el domingo en la madrugada y poder ir al instituto – recopiló Mina.

-Me muero de ganas de estar lejos de Daniel.

-Lo sé, ahora descansa – Mina se levantó y besó tiernamente los labios de Nayeon haciendo que la pelinegra sonriera – buenas noches.

-Buenas noches Mina.

La japonesa salió del cuarto de la mayor de las hermanas Im. Cerró la puerta y caminó hasta su cuarto. Estaba por llegar, cuando Daniel sale de su cuarto y la enviste en el pasillo. Mina no podía creer que el imbécil durmiera en el cuarto de al lado del suyo.

-Miren a quien tenemos acá – el joven empresario observo de pies a cabeza a Mina – sigues igual de guapa, debo admitirlo.

-Déjame pasar.

-¿Por qué siento que todos andan violentos y a la defensiva conmigo últimamente?

-La violencia es la única forma que tienes de comunicarte con las personas Daniel, no puedes alegar.

-Jamás creí que nuestras vidas se iban a volver a encontrar. Está casualidad, la verdad es que me tiene muy sorprendido. ¿Quieres más dinero?

-No, créeme, yo tampoco quería volver a verte. Terminamos acá por servicios sociales.

-Dame el beneficio de la duda entonces.

-Te dije que no haría nada y eso fue lo que hice.

-¿Qué hacías en la habitación de Nayeon?

A merced tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora