39.- Tú también me gustas mucho

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Chaeyoung había pasado a comprar hamburguesas, masa e ingredientes para hacer pizza, cervezas, snacks y algunos dulces. Mientras caminaban por los pasillos Tzuyu no dejaba de ver todo lo que llevaba, nada de lo que había ahí era coreano y eso había llamada su atención. Al llegar a la caja, Chae no permitió que Tzuyu la ayudara a pagar así que lo hizo ella. Después de cancelar, tomaron las bolsas y tomaron un auto que también pagó Chaeyoung.

El camino a casa fue algo bullicioso, Chaeyoung no dejaba de contarle cosas a Tzuyu y la taiwanesa no dejaba de preguntarse por qué estaba tan nerviosa. Subieron por la escalera empinada del edificio. Tzuyu notó a muchos niños en la calle jugando y a algunos adultos vendiendo diferentes tipos de drogas.

-Llegamos.

-Sí, lo sé – respondió Tzuyu - ¿Por qué no abres? Las bolsas pesan.

-Ok, si, tienes razón, claro.

Chaeyoung abrió la puerta e hizo un gesto para que Tzuyu entrara primero, así que lo hizo. Al poner un pie en el departamento pudo comprender todas las dudas que tenía en su cabeza desde que habían dejado el instituto. Chaeyoung había decorado el living con pétalos de rosas rojas y amarillas, había música de fondo y 4 velas aromáticas encendidas.

-¿Qué es todo esto?

-¿Qué?, ¿No te gusta? Lo sabía, lo sabía. Le dije a Momo que esto era algo muy romántico, que tú no eras así, pero no me hizo caso. Lo siento Tzuyu, en serio lo siento mucho. Deja y sacó todo esto.

-¡Hey! – Tzuyu agarró el brazo de Chaeyoung – tranquilízate, respira un poco – Chae sonrió avergonzada – me encanta cómo decoraste el lugar.

-¿En serio?

-Sí.

-Lo siento por cómo estuve los últimos dos días.

-Está bien, en serio.

-No, no está bien, no te mereces ese tipo de trato.

-Tampoco es que te hayas enterado de algo pequeño, entiendo que te haya afectado.

-Aún me afecta – Tzuyu notó la mirada de tristeza en los ojos de su chica.

-¿Quieres que hablemos antes de cocinar?

-¿Una cerveza?

-Por favor.

Tzuyu se acomodó en el sofá dónde hace algunas semanas habían estado las dos besándose y volviéndose locas con las caricias. Al recordar ese momento no pudo evitar ruborizarse – Toma – Chaeyoung le ofreció una cerveza.

-Gracias – la japonesa se sentó al lado de Tzuyu.

-Debo admitir que se hizo algo difícil de comprender.

-¿Qué cosa?

-Que tú hermana haya sido el que le hizo tanto daño a Mina – Chaeyoung no la miraba y Tzuyu podía entender el porqué de eso, y al entenderlo, no podía evitar que le doliera aún más – sentí rabia y odio al segundo de enterarme. No sabía que hacer no cómo reaccionar ante esa noticia. Las imágenes de esa época se vinieron todas a mi cabeza cómo una película de terror. Recordé el día en que Mina regresó de esa fiesta, tenía moretones por todos lados, sus ojos estaban rojos de tanto llorar ¿Sabes que fue lo primero que nos pidió?

-¿Qué?

-Que la bañáramos. Se volvió loca cuando comenzaron a sacarle prenda por prenda. No dejaba de abrazarse y de pedirnos que no la miráramos, que estaba sucia. No bastó que nos dijera que la habían violado para darnos cuentas de que había pasado. Ese hecho hizo que me dedicara a crear alguna aplicación o configuración para instalar en su celular que nos permitiera saber cuando estuviera en peligro.

A merced tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora