45.- SAMO

512 44 11
                                    

Momo y Sana volvieron al cuarto para darse una ducha y volver a cambiarse de ropa. Irían a cenar, así que ambas ocuparon sus mejores vestidos, maquillajes y accesorios, para sorprender a la otra.

Adentro de cada una había un pequeño nerviosismo, ambas lo sabían. Eran conscientes de qué está noche harían el amor, no era un acuerdo o algo por el estilo. Simplemente, el lenguaje corporal de cada una no podía mentir. La tensión sexual era inminente.

La japonesa decidió ocupar un traje de dos piezas de color beige oscuro con líneas negras, un top negro. Dejó su cabello suelto y se maquilló tenuemente. Si había un lugar, que quería que llamara la atención, eran sus labios. Así que no dudo en pintarlos del rojo más llamativo que tenía. La japonesa se miró por última vez al espejo y se sorprendió de lo que tenía frente a ella, realmente se veía hermosa. Ordenó el lugar, abrió la puerta y lo primero que hizo fue agarrarse de la manilla de la puerta con todas sus fuerzas al encontrarse con Sana. La pelirroja llevaba una falda de mezclilla cortísima, una blusa blanca con trasparecía y tacones altos.

Por otro lado, Sana sintió como se le escapaba todo el aire contenido en sus pulmones cuando Momo abrió la puerta del baño. Lo primero que pensó fue que era imposible que alguien se viera así de caliente en un traje de dos piezas, lo segundo fueron sus abdominales, Sana estaba babeando, Momo no era legal, no era legal.

-Woow – la japonesa rompió el hielo – Woow – repitió.

-Deja de mirarme así.

-¿Así cómo? – Momo comenzó a acercarse a Sana.

-Cómo si quisieras comerme.

-Vamos a jugar – Momo abrazó la cintura de Sana y la acercó un poco más a su cuerpo.

-No quiero jugar.

-¿Por qué no?

-Quiero mi cena Momo, después de eso...

-Después de eso vamos a volver al hotel – la mirada de la pelirroja se turnaba para observar los ojos y los labios de Momo – creo que hay que comenzar a aceptar lo que hay entre nosotras.

-Lo tengo aceptado.

-No lo creo.

-Sé que nos queremos Momo – el corazón de la japonesa se aceleró más de lo que ya estaba – sé que te quiero un montón y que te metes en mi cabeza sin pedir permiso, que anhelo tener tus labios sobre los míos, aunque sean 5 tristes segundos. Un solo roce de ellos puede cambiar mi ánimo, Dios sabe que no miento al decirte esto.

-¿Por qué estás siendo tan sincera?

-Porque no sé si tendremos otra oportunidad como está para poder ser sinceras con ambas.

-¿Qué más quieres decirme? – Sana sonrió.

-Que te vez increíble, que todas las chicas y chicos de está maldita ciudad me envidiaran por tenerte a mi lado – Momo se ruborizó – que quiero cenar, quiero tener algo de normalidad y sólo me siento normal cuando te tengo a mi lado – Sana ordenaba algunos cabellos desordenados de la cabeza de la japonesa – que bebamos un vino caro, comamos la carne más deliciosa del mundo, que nos riamos, me tomes la mano, beses mis nudillos. Quiero que seamos una pareja básicamente.

-Me honran tus palabras.

-Y luego terminaremos en la cama que está atrás de nosotras haciendo el amor toda la noche, quiero que me hagas el amor toda la noche Momo, espero a ver sido clara.

-Me quedó complemente claro, no te preocupes.

-Ahora vamos a cenar, tengo hambre.

-Manejo yo.

A merced tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora