20.- Taiwanesa

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-¿Qué es este lugar? – cuando Chaeyoung le pidió a Tzuyu que la acompañara la chica más alta jamás pensó que terminaría caminando por uno de los barrios más pobres de Seúl. Era algo contradictorio estar en un sitió así, cuando el barrio Ahyeon-dong se encontraba sólo a cuadras del centro comercial de la capital de Corea del Sur.

Tzuyu trataba de observar todo lo que podía. Si Chaeyoung la había hecho venir hasta este lugar era por algo, debía ser por algo.

Lo primero que notó fue el material de las casas que rodeaban el lugar. Las viviendas de este lugar no se veían muy segura. Sus colores no eran llamativos, las calles estaban sucias. En cada puerta de una casa había una bolsa de basura. Siguió observando hasta notar que habían ventanas cerca del suelo – ven, debemos subir por esa escalera – Tzuyu siguió a Chaeyoung y creyó que quedaría sin oxígeno en los pulmones cuando vio la escalera frente a ella. Era una escalera empinada, estaba en mal uso. Oxidada, mejor dicho – debes tener cuidado, los escalones están algo malo – Tzuyu notó los agujeros en los tablones de la escalera, esto podría ser un peligro para los niños que vivían acá, nadie debería vivir así - ¿Estás bien? – Tzuyu asintió con su cabeza – llegamos – Chaeyoung ayudo a Tzuyu a subir el último escalón y se quedaron mirando.

-¿Qué es este lugar?

-Mi lugar favorito en el mundo – Chaeyoung sacó una llave y abrió la puerta – este era el hogar que compartíamos con Momo y Mina – Tzuyu no dijo nada, no sabía como sentirse al respecto – adelante, no sé si eres alérgica al polvo, no hemos limpiado desde que nos fuimos a vivir con ustedes, tampoco he podido venir a limpiar – Chae prendió la luz del departamento – adelante.

Tzuyu no podía moverse, en su cerebro no entendía cómo un lugar así podía existir en un vecindario como esté. La menor de la familia Im sabía perfectamente que las tres chicas que ahora Vivian con ella, habían comenzado a vivir juntas cuando Momo y Mina tenían 16 años. Habían podido arrendar un lugar como este para luego comprarlo y vivir tranquilas a esa corta edad.

-¿Pasa algo?

Im Tzuyu no estaba segura de cómo responder esa pregunta. Había tenido que cruzar por un vecindario que sus calles no medían más 1 metro ancho, no tenían un buen olor. A pesar de la hora, podías ver a niños con armas y drogas en las calles. Recordó que Chaeyoung saludo a varios de esos niños. Este edificio era asqueroso, debe admitirlo. Estaba mal construido, su infraestructura estaba muy dañada y nadie hacía nada, nadie. Pero acá estaba, dentro de unos de los departamentos del barrio de Ahyeon-dong. El lugar estaba exquisitamente decorado. Los colores eran alegres, los cuadros eran de películas, actrices, paisajes. Al lado de la ventana gigante que había en el living había un mueble que medía un metro y medio aproximadamente repleto de libros y películas. La cocina estaba muy bien ordenada. No pudo evitar sonreír al darse cuenta de la foto de las tres chicas pegada en su refrigerador. Los sillones se veían antiguos, pero las mantas que habían colocado sobre ellos los hacía ver hermosos.

-¿Tzuyu?

-Es hermoso – fue lo primero que se le vino a la mente – este lugar es precioso – la chica más alta volteó para ver el rostro de Chaeyoung – No puedo creer que hayan decorado este lugar para que quedara así de hermoso en un barrio como este.

-Lo sé. Sé que no es un buen barrio. Mina y Momo se esforzaron mucho para que no terminara como los niños que vimos en la calle.

-¿En algún momento pudiste terminar así?

-La pobreza es algo cruda sabes – Chae hizo una pausa para caminar hasta uno de los muebles de la cocina, abrió una puerta y sacó un vino - ¿Vino? – Tzuyu sonrió.

-Por favor.

-Puedes sentarte.

-Gracias.

Tzuyu se sentó en el sofá para dos personas que tenían en su living. Era cómico ver cómo solo tenían dos sillones, pero era perfecto para las tres. Observó la decoración alrededor del televisor. Tenían cuadros de todos los lugares a donde habían ido juntas a cenar, al cine, a beber. El corazón de Tzuyu se sentía acongojado, ella y sus hermanas jamás se tomaron un minuto para tomarse una foto y hacer un recuerdo eterno.

A merced tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora