32.- Explosión de Honestidad

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Momo había vuelto a casa con un montón de preguntas en su cabeza a la que no podía darles respuestas por sí sola. Lo único que anhelaba en ese momento era estar tranquila, pero al parecer no sería su día. Eunbi no dejaba de llamar, y la verdad era que ella no quería hablar con nadie, con nadie que no fuera Sana claramente.

-¿Estás bien? – Nayeon llegó a su lado con dos mojitos – Mina en serio sabe hacer tragos.

-Claro que sabe – Momo se lo aceptó y bebió – Woow esto está delicioso.

-Lo sé verdad – el silencio volvió a parecer entre las dos chicas – creí que había confianza entre nosotras.

-Lo hay.

-Entonces porqué no me respondes, ¿Cómo estás?

-Si no te respondo es porqué no sé cómo estoy Nayeon, me cuesta un poco tratar de entender y poner en orden todas las emociones y sentimientos que siento en este mismo momento.

-¿Por qué volviste con el auto de Sana?

-Me pidió que la fuera a dejar donde Minoh.

-Pero Sana salió a juntarse con Daniel – Momo miró a Nayeon – no creas que no me doy cuenta de lo que pasa con mis propios hermanos. Sana podrá creer que tiene bajo 7 llaves todos sus secretos, y puede que sea verdad, pero Daniel es un imbécil.

-Estaba en el restaurante con Eunbi, íbamos a comer, pero entonces el celular de Eunbi sonó y se tuvo que ir. El almuerzo ya estaba pagado así que me quedé a almorzar, morí de hambre. Pero entonces escuché gritos, reconocí la voz inmediatamente. Daniel y Sana estaban almorzando en una habitación privada, abrí la puerta y Sana se desmayó. El simplemente se fue.

-¿Sana está bien?

-No lo sé – Momo la quedó mirando – traté se que se abriera conmigo, pero fue imposible. No tengo idea de lo que le habrá dicho Daniel a Sana. Sólo me pidió que fuera a dejarla a casa de Minoh y que me viniera, que no la esperara.

-Supongo que tendremos que esperar para que Sana termine hablando. Suele guardarse las cosas.

-Lo sé – Nayeon se dio cuenta de la preocupación que sentía Momo a través de la voz y su lenguaje corporal.

-¿Te importa verdad?

-Más de lo que esperaba – Nayeon sonrió – sé que dijiste que tenía que protegerla, aun no sé muy bien de qué, pero estoy segura de que Daniel tiene algo que ver ¿verdad?

-No tienes idea de lo que es capaz de hacer ese tipo.

-¿Qué te hizo? – Nayeon solo sonrió al mismo momento que la puerta principal de la casa se abrió de par en par. Momo y Nayeon se levantaron del sofá para encontrarse con una Sana completamente borracha, ojos hinchados, su cabello estaba desordenado.

-¿Manejaste en ese estado hasta acá? – preguntó sorprendidamente Chaeyoung - ¿Quieres otro trago?

-Eres mi favorita Chaeyoung, lo juro – Sana se acercó a la mejor de las japonesas y besó su frente – no dejes que nadie te dañe ni te mienta nunca, si no, terminarás como yo. Siendo infeliz – Chaeyoung trataba de entender a la chica que tenía frente a ella, pero era imposible.

-Sana... - Esa era la voz de Tzuyu.

-¡Oh mi querida hermana menor! – Sana soltó a Chaeyoung para abrazar a Tzuyu - ¿Tú también me mientes verdad? – la taiwanesa frunció el ceño – lo sé, escondes algo gigante dentro de ti. Algo que nos podría romper. ¿O me equivoco?

-Apestas a alcohol.

-Lo sé.

-Podrías haberte matado manejando en ese estado – la retó Tzuyu.

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