Sana esperó que los primeros rayos de sol aparecieran para levantarse, ducharse, cambiarse de ropa y salir de su casa antes que todo el mundo comenzara a despertar. Entró a la cocina a tomar las llaves de su auto y salió de la mansión rumbo al único lugar donde debería estar en este preciso momento, Minoh. No podía creer que él le hubiera hecho esto. Siempre quedó en claro que ninguno tomaría una decisión de esta forma sin consultarlo antes.
Por la cabeza de Sana pasaban muchas cosas. La primera y más importante, era que la habían seguido a Momo y a ella en Japón y jamás lo notaron. Si eso pasó, claramente era Daniel mandado por su padre. Quizás mi padre ocupó las fotografías para mostrárselas a Minoh y él, de los celos, decidió vengarse adelantando el matrimonio, pero eso tampoco le calzaba. Él no era así, o al menos eso quería seguir creyendo la pelirroja.
Estacionó su auto y caminó hasta el edificio de Minoh, los conserjes la conocían, así que siempre la dejaban pasar, esta vez, no había sido diferente. Se subió al ascensor y apretó el número 23. Todo el camino mientras subía en ascensor, no dejaba de pensar en que sería lo primero que haría cuando tuviera a Minoh frente a ella. No sabía si su padre o Daniel le habían hablado de la relación que tenía con Momo, tampoco sabía muy bien si él realmente estaba de acuerdo con todo esto, peor antes de que pudiera decidirse, las puertas del ascensor se abrieron y lo ojos de Sana se enfocaron en la puerta que tenía frente a ella con él número 23 de decoración. Salió del ascensor y caminó dos pasos para quedar frente a frente de la puerta del departamento de Minoh, tocó el timbre y dejó escapar todo el aire acumulado en sus pulmones.
La puerta se abrió después de casi un minuto. Sana se dio cuenta que Minoh estaba durmiendo, realmente estaba casi cómo sonámbulo frente a ella y lo odió, odió lo cómodo que se veía mientras ella era un nudo de nervios y sobre su espalda sólo contaba con 1 hora de sueño.
-¿Sana? – la sola voz de su prometido la despertó de su transe y no se aguantó más. Levantó su brazo derecho y enterró su palma derecha en la mejilla izquierda de Minoh mientras el aire volvía a llenar sus pulmones. Era casi placentero.
Minoh sintió como su mejilla comenzaba a latir, el calor se hacía presente en todo el lugar, las lágrimas se juntaron en sus ojos solamente por la sensación dolorosa que estaba sintiendo en ese momento - ¿Qué fue eso? – Minoh llevó su mano izquierda a su mejilla del mismo lado para comenzar a sobarse - ¿Qué hice? – preguntó enojado.
-¿Qué hiciste?, ¿Me estás hablando en serio?
-No nos vemos hace un mes, llegué ayer, me dejaste plantado y ahora llegas a mi casa, a las 6:30 de la mañana y me golpeas ¿Qué clase de loca eres?
-¿Por qué me tuve que enterar de boca de Daniel y de mi padre que nuestro casamiento se adelantaba? – Minoh se puso serio - ¿Por qué de repente nos casamos en menos de un mes? – el empresario no contestaba - ¡CONTESTAME! – Minoh se sobresaltó con el grito de Sana.
-Yo... - la pelirroja decidió entrar al interior de departamento, no haría un show en el pasillo del edificio para que todos los vecinos salieran a deleitarse, no les daría en el gusto – cierra esa maldita puerta y contéstame.
-Les dije que no lo haría, que no me casaría.
-Si te negaste ¿Por qué entonces me lo confirmaron anoche?
-Me negué Sana, créeme que lo hice. Sabes que jamás te haría eso, o sea, me encanta estar comprometido contigo, porqué te amo y eres el amor de mi vida, pero siempre he tenido el sueño, de que al menos, íbamos a poder organizar nuestra boda.
-¿Entonces qué pasó?
-Daniel... él... él me amenazó diciendo que le contaría al señor Im lo que yo le había hecho a Mina y me acobardé, el señor Im sería capaz de matarme si se enterara de algo así.
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A merced tuya
Ficción GeneralLa vida de 6 chicas completamente diferentes la una con la otra, da un giro de 180°, al darse cuenta que están mas relacionadas entre si, de los que ellas imaginaban.