5.- Sana está comprometida

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El día había pasado volando. Momo estaba sorprendida de cómo el tiempo volaba cuando tenías cosas que hacer. En su antigua vida, simplemente se levantaba para ir a entrenar y estar con sus estudiantes. Ahora era diferente, tenía que ir a clases y salía a las 3 de la tarde. Su última clase había sido bioestadística, debe admitir que fue aburridísima sin Sana en el salón.

-Escuché que dieron de que hablar en la clase de baile – las cinco chicas se habían subido a la limusina camino a casa - ¿Qué fue lo que pasó? – preguntó Tzuyu.

-No mucho la verdad – contestó Chaeyoung quien comía una barra de cereal – pero Seulgi creyó que le podía ganar a Momo en baile, una idiota por naturaleza – Chaeyoung sonrió y Tzuyu sintió que su corazón se salía de su pecho al notar los hoyuelos en sus mejillas.

-Supongo que entonces ganaron la competencia del día – infirió Tzuyu.

-Así es – Chaeyoung se veía mucho más feliz de lo normal.

-¿Por qué estás tan risueña? – Ante la pregunta de Tzuyu, Momo no dudo en mirar de reojo a la chica más alta.

-Es por la chica que tiene tú mismo nombre, te vi con ella – habló Mina.

-No tiene nada que ver.

-Claro que sí, te vimos coqueteándole. Incluso te invitó a su casa, cada día mas orgullosa de ti hermanita – Momo tomó la cabeza de Chaeyoung y desordenó su cabello.

-¿Park Chaeyoung? – preguntó Tzuyu - ¿Esa Chaeyoung?

-Mmm... creo que sí, no conocí a ninguna otra Chaeyoung hoy día.

Después de esa conversación el auto se quedó en silencio. Nayeon le mostraba algunas fotos de sus perros a Momo y la japonesa hacía lo mismo con la hermana mayor de la familia Im. Por otra parte, Mina tenía la mirada fija en el exterior, su cabeza no dejaba de pensar en la conversación que mantuvo con Momo durante la primera hora de clases. Realmente no había sido un día tan bueno para ella, ahora todo el mundo sabía a lo que se dedicaba, y aunque ya no la hace, esto sí o sí traería problemas con el señor Im.

-Voy a necesitar hablar con su padre – habló Mina sin mirar a las chicas.

-Puedes llamarlo cuando lleguemos a casa – respondió Tzuyu - ¿Pasó algo?

-Quiero que sepa lo que sucedió hoy día en el instituto por mí boca.

-Me parece que es lo correcto – confirmó Tzuyu.

-¿Qué harás con el gimnasio? – Momo miró a Mina – el viernes tienes una pelea importante y no has entrenado.

-Estaba pensando en eso, entrenaré en la casa. Hay un jardín trasero enorme, vi que tenían algunas maquinas para hacer ejercicio también. Así que trabajaré ahí. Le diré a mi socio que vaya el viernes para conversar acerca del gimnasio.

-¿Lo venderás?

-No, pero no podré estar diariamente como antes. Alguien debe hacerse cargo de las cuentas, estudiantes y peleas.

-¿Te podemos ir a ver pelear? – preguntó Nayeon a Momo con la cara más tierna que alguien le había dado.

-Claro que sí, tú también puedes ir si quieres – Tzuyu sólo miró a Momo, no tenía cabeza para seguir escuchándola, ni a ella, ni a Chaeyoung.

Al llegar a casa Tzuyu subió inmediatamente a su cuarto mientras que Mina hizo lo mismo, al parecer, ninguna de las dos había tenido un día muy bueno. Chaeyoung subió a cambiarse de ropa y volvió a bajar para leer uno de sus comics. Nayeon se quedó en la sala de estar junto con Chaeyoung leyendo uno de sus libros favoritos. La mayor de la familia Im no podía pasar por alto la comodidad que sentía al estar cerca de la menor de las chicas. No se sentía extraña, le preguntaba cada 10 minutos si quería algo para tomar, pero Nayeon siempre respondía que estaba bien.

A merced tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora