56.- Perder el Control

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Sana ya no daba más, estaba cansada física y mentalmente. No podía creer todo lo que le había sucedido a ella y a su familia en estas últimas horas. Aunque tratara con todas sus fuerzas de encontrar el motivo por el que terminó mirando a su padre desde separados por un vidrio adentro de la morgue de la clínica. Su corazón estaba hecho pedazos. Estaba sintiendo emociones que nunca había sentido y no tenía idea de como sobrellevarlas.

No pudieron salvarle la vida. El hombre que le había dado la vida, el que muchas veces la llevaba en sus hombros cuando era sólo una niña de 5 años ya no estaba más. Estaba viendo su cuerpo pálido sobre una mesa que estaba segura de que estaba heladísima. Torpemente se preguntó si su padre sentía frío, irónico, ya que había fallecido hace 47 minutos atrás.

-Logramos sacar todas las balas que tenía alojadas en su cuerpo, pero fue en vano. Perdió mucha sangre, se nos fue imposible...

-Lo sé, ya lo has repetido muchas veces – intervino Nayeon – lo enterraremos mañana a primera hora – la pelinegra espero algunos segundos para ver si algunas de sus hermanas le decían que no, que era muy pronto para despedirse de él, porqué eso era lo que sentía Nayeon en estos momentos. Era su padre después de todo, no podía obviar el hueco que sentía al medio del pecho.

-La funeraria se encargará de vestirlo y maquillarlo.

-Gracias – respondió Sana.

Tzuyu era la única que no había dicho una palabra al respecto de todo lo que había ocurrido. Su padre adoptivo había fallecido, fue alguien que le hizo la vida imposible en muchos ámbitos. Prácticamente la tenía secuestrada sin poder entender al mundo, debería odiarlo, pero no, no era lo que su cuerpo le decía en estos momentos. Se sentía cómo una pérdida importante. Inconscientemente Tzuyu entendió que está era la primera pérdida que si puede sentir libremente. Para la muerte de su madre, ella aún era muy inmadura emocionalmente. Pero ahora no, ahora entendía cada sentimiento que estaba experimentando. Era tristeza, rabia, impotencia, cariño, agradecimiento y dicha. Por primera vez Tzuyu estaba experimentando dicha y en el día de la muerte de su padre. No se sorprendió, Tzuyu odiaba que su padre haya ocultado la violación de Mina y haya hecho todo lo posible para mantener a Daniel a salvo cuando debería haber estado con Nayeon.

-¿Qué pasará de ahora en adelante? – preguntó Tzuyu.

-No lo sé – Nayeon reconoció en el tono de voz de Sana cansancio – no quiero pensar en eso.

-Creo que es algo en lo que debemos pensar, papá era un hombre importante, lleno de compromisos, mucha gente dependía de él.

-¡PUES QUE SE VAYAN A LA MIERDA, SUPONGO QUE SI TANTO DEPENDÍAN DE MI PADRE, PODRÁN ENTENDER Y RESPETAR QUE NOS TOMAREMOS DÍAS DE DUELO. QUE NO SE CONTESTARÁ NINGUN MALDITO CELULAR MAÑANA.! ¡DESPUÉS DE ESO, TODO LO QUE QUIERAN! – Sana había explotado.

-Cálmate – Nayeon trató de acercarse a ella.

-No, no me calmaré, no puedo calmarme. ¿Por qué nuestro padre está en ese lugar y Daniel está recuperándose en una habitación UCI? Necesito que alguien me lo explique porqué no lo entiendo. Daniel es un hijo de puta, que solo ha hecho daño. Te lo hizo a ti, a mí y ahora sabemos porqué jamás te hizo algo a ti. Porque eres su hermana, su única hermana biológica. ¿Por qué no nos contaste ese secreto?

-No, no empieces con eso, no es un lugar para mantener está conversación Sana – exclamó Tzuyu.

-Tzuyu tiene razón – afirmó Nayeon – debemos irnos de acá.

-¿Qué no es el lugar? Creo que es el mejor lugar del mundo para terminar con todos los secretos que tenemos entre nosotras. Aunque no, no creo que ustedes tengan mucho conmigo, pero yo sí. Yo si tengo algunos, de hecho, uno muy importante – la mirada de Sana se concentró en Nayeon.

A merced tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora