52.- Sobre mi cadáver

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Momo y Sana se habían quedado dormidas hace muy poco cuando el teléfono de la japonesa comenzó a sonar. Decidió no prestarle atención, pensó que si era importante tendrían que volver a llamar, pero está vez, el teléfono que comenzó a sonar era el de Sana. La japonesa se levantó de la cama y tomó el teléfono que se encontraba sobre un pequeño mueble al lado de la cama. Era Tzuyu.

-¿Qué pasa?, ¿Por qué no contestas?

-Yo...

-Dámelo – la pelirroja contestó la llamada.

-¿Por qué no contestas tu maldito teléfono Sana?

-Estaba durmiendo, lo siento ¿Qué ocurre?

-Debes venir.

-¿Por qué?

-Sé que Momo está contigo, más vale que está noche ella también regrese. Daniel y nuestro padre volvieron. Están acá – Sana miró a Momo a los ojos – papá no se veía de muy buen humor la verdad, creo que sabe que... que bueno... yo y Chae...

-Tzuyu – Sana la detuvo – no puedo hacer esto ahora, necesito vestirme y manejar hacia la casa, pero para que te quedes tranquila. Te apoyaré en todo, eres mi hermana menor, te amo. No dejaré que te dañen. Nos vemos en unos minutos.

Sana colgó sin darle oportunidad a Tzuyu de responder desde la otra línea. La taiwanesa sintió como su corazón se llenaba de un calor tranquilizador que jamás había sentido antes, ni siquiera con Chaeyoung.

-¿Te contestó Sana?

-Si, vienen en camino.

-¿Por qué no me contestó Momo?

-No lo sé.

-Ok, trataré de llamar a Mina.

-Haré lo mismo con Nayeon.

Nayeon y Mina iban llegando a la mansión cuando el celular de las dos chicas comenzó a sonar, ambas cortaron la llamada, ya que, iban entrando al terreno de la casa. Nayeon se sentía inmensamente feliz, realmente estaba dando un paso gigante, era primera vez que se abría de esa forma a alguien. Y que, ese alguien fuese Mina lo hacía aún más especial. Siempre tuvo miedo de que sus sentimientos no fueran correspondidos, pero Mina lo hace, le había dicho que la amaba en innumerables ocasiones mientras iban de regreso a casa y la hacía feliz. No podía dejar de pensar en que existió un momento en que creía que nadie la amaría después de haber sido abusado, pero entonces llegó Mina y le cambió la vida, la verdad es que, Mina salvó su vida en muchos ámbitos.

-¿Por qué estás tan callada? – preguntó la japonesa.

-Sólo pensaba.

-¿Se puede saber en qué?

-En lo mucho que ha cambiado mi vida desde que nos conocimos – Mina miró a Nayeon y la vio brillar.

-Te amo – fue lo único que respondió Mina – realmente lo hago.

-Lo sé, lo puedo sentir – Nayeon se acercó al rostro de la japonesa y juntó sus labios con los de ella en un tierno y apasionado beso. A la pelinegra le encantaba la forma en que las manos de Mina moldeaban sus curvas, la forma en que sus labios se movían tan sexys sobre los de ella que la hacia suspirar. Era increíble, todo con ella lo era.

-No hagan un espectáculo, se los agradecería – la voz de un nombre hizo que las dos chicas abrieran sus ojos al mismo tiempo – a nuestro padre no creo que le guste ver que te estas besando con está prostituta. Tuvo suficiente con Tzuyu y Chaeyoung hace algunas horas atrás. Ni siquiera voy a preguntar donde y con quien está mi querida hermana Sana, ya que claramente Minoh acaba de regresar y ella no fue por él al aeropuerto – ningunas de las chicas dijo algo - ¿Así vas a saludar a tu hermano Nayeon?

A merced tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora