Esperanzas

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-¿cuál camino tomará señor?—habló su mano derecha en esta operación.

-tomaré el más que está más adentro en el bosque—promulgó.

-yo tomaré el contrario y le mantendré informado—dijo para dirigirse rápidamente a su respectiva camioneta.

Tras escuchar eso el alfa abrió la puerta de aquel automóvil dispuesto a subir en el hasta que un llamado le interrumpió.

-¡señor!—grito un beta mientras corría en su dirección cargando una tableta inteligente en su mano.

-¡¿que pasa ahora maldición?!—grito totalmente enfurecido.

-viene una tormenta que durará aproximadamente de 5 a 10 horas—comenzó a informarle—el problema aquí es que los caminos van subiendo a las montañas y con esa densidad de precipitación puede haber  un deslave de tierra que sería fatal.

-nosotros vamos en autos, rápido terminaremos esto—le respondió el alfa tratando de restarle importancia.

-ellos nos llevan 12 o 15  horas adelante, no podremos alcanzarlos en 1 hora, ni siquiera en 3, necesitamos tiempo y la tormenta comenzará en 1 hora aproximadamente—trato de persuadirlo—no llegaremos lejos y solo dañaremos los equipos.

-¡mierda!—exclamó el alfa.

No sabía que hacer claramente; su plan era subir al maldito auto, conducir un poco, encontrarlo, darle una buena bofetada además de gritarle lo enojado que está con el cuando lo tenga en frente, subirlo al auto de nuevo y encerrarlo en una habitación y que pase el resto de su vida encerrado ahí.

-¡saldremos cuando termine la lluvia y el peligro! –grito para que todos le escucharán.

Cerro de golpe la puerta del trasporte y hecho una fiera entró a la mansión, al estar dentro su único rumbo fue la cocina, nadie estaba ahí y el tenía que preparase sus propios alimentos; lastimosamente la mansión aún era un caos, fueron saqueados, tenía ventanas rotas, agujeros en las paredes, manchas en los pisos y alfombras, pero lo más desagradable era que algunos cuerpos todavía no eran removidos.

El rápidamente tomó unas hogazas de pan, les puso jamón uniéndolo y haciendo un sawhich, era lo único que sabía hacer ya que el omega de su padre un día le enseñó; el era muy pequeño y solo recordaba como aquel maltratado omega le explicó con amor sincero en sus ojos.

Rápidamente agitó su cabeza negándose a recordar más, no era su asunto saber por qué aquel omega cada vez que le miraba a él o a sus hermanos parecía querer abrazarlos.

Era suficiente por ahora, no necesitaba más, le dio el último bocado a su comida del día y se fue a recostar a la habitación; esta quedó  hecha un desastre ya que le habían saqueado sus ropas y joyas realmente esos objetos nunca fue de su interés.

Miró al techo tratando de encontrar una mejor solución, si pudiera retrasar esa maldita tormenta lo necesario no tendría que estar ahí; lástimosamente el ser humano tiene sus límites.

«necesito una solución»

Soyeon miraba cada vez más preocupado el cielo, esa enorme nube gris había cubierto el precioso azul celeste que tenían unas horas atrás.

-¿que tan fuerte será la tormenta?—le preguntó a la todas las personas que le acompañan.

-a juzgar por las nubes será larga y fuerte—habló el anciano.

-si—afirmaron los demás con cierto grado de preocupación.

Estaban en un camino peligroso, con dong y la tormenta acorralándolos, todos miraron inquietos a la líder; ella se le veía muy tranquila, en parte esa postura les traía un poco de calma.

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