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—Con cuidado, Obaa-san.— Dijo Obito mientras ayudaba a Ayumu a entrar a la casa.— Sé que no le gusta que la ayuden pero debe tener cuidado, ya caminamos mucho hasta aquí.

La mujer mayor rió con dulzura, no sabía en que momento había conseguido un tercer nieto, aun así no le molestaba, quería mucho a Obito.

Nyoko y Ryu estaban llevando las pertenencias de la mujer a su nueva habitación, la cual era habitación de Nyoko pero al quedar cerca del baño y de la cocina decidieron cambiarla para que Ayumu pudiera moverse en las cercanías de su habitación.

Era un milagro que la mujer saliera con vida de aquel hospital, había conseguido alargar unos años más existencia.

Obito y Nyoko no podían estar más felices mientras que Ryu seguía distante, luego de una de las misiones que había hecho ya no era el mismo. Nadie sabía que había ocurrido allí pero de lo que estaban seguros era de que algo había sucedido.

Ayumu había intentado sacar cualquier dato de la boca de su nieto pero no lo había conseguido durante esos tres meses que estuvo en el hospital así que dudaba poder quitarle algún dato en el hogar.

Cuando dejaron a Ayumu en la habitación decidió que quería descansar un poco más y les permitió salir a entrenar, aunque no estaban muy convencidos fueron de todos modos.

No era la primera vez que entrenaban Obito, Ryu y Nyoko juntos, ya había sucedido algunas veces, sin embargo, no había sucedido luego de la misión de la que su hermano volvió raro. Este era el momento para demostrar que seguía siendo el mismo de siempre y que todos pensaban en tonterías.

Decidieron practicar taijutsu, ya que era lo que más necesitaba la niña en aquel momento.

Nyoko lanzó una patada hacia Obito pero este salto hacia atrás esquivándola, todavía eran muy lentos sus movimientos por lo que no era muy difícil esquivarlos. Ryu golpeó con su puño el estómago de su hermana logrando que esta cayera al suelo.

Obito aprovechó eso para ir atacarlo por detrás pero Ryu fue más rápido y dio un paso para el costado haciendo que Obito cayera de cara al suelo, no le había rozado ni un pelo. 

Los Tsukino nunca fueron conocidos por su velocidad, la verdad era que no tenía nada del otro mundo sin embargo parecía que Ryu había podido sacar provecho del taijutsu para aumentar su velocidad.

Nyoko se levantó y comenzó a lanzar golpes. Uno a su pecho, pero con un golpe en el brazo lo desvió; uno a su costado, pero volvió a bloquearlo; de nuevo al pecho y rápidamente una patada pero tampoco lo logró; barrió el suelo con su pierna intentando taclearlo pero este dio un salto y se movió para atrás.

Obito se unió para atacarlo por atrás mientras Nyoko iba por delante, y cuando estuvieron a punto de darle, los ojos de Ryu se pusieron totalmente negros. No había nada más que negro.

Nyoko se detuvo asustada de su hermano, mientras que Obito lanzó otro puño, a lo que Ryu lo tomó deteniendo el golpe. De un momento a otro comenzó a absorber el chakra  del individuo. Su hermana abrió los ojos como platos para correr hasta él y empujarlo, logrando así desestabilizarlo.

—¡Nii-san! ¡¿Qué haces?!

Sus ojos volvieron a la normalidad pero su hermana se alejó de todos modos de él. Corrió para ayudar a Obito a levantarse para luego pasar uno de sus brazos por encima de sus hombros. En cuanto pudo, comenzó a alejarse lo más posible de allí junto a su mejor amigo.

No sabía que demonios había sucedido pero estaba seguro de que no era nada bueno, jamás había visto a su hermano así.

Le había enseñado en una de sus lecciones de manejo de chakra algunas cosas y como utilizar sus ojos con demostraciones simples pero jamás lo había visto utilizarlo contra una persona. La desesperación logró poder detenerlo.

ᴄʜᴀʀᴍᴏʟʏᴘɪ; ᴋ.ʜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora