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El momento de partir había llegado, el momento de dejar la aldea por unos cuantos años y emprender un recorrido del cual podrían no regresar si ella no se mantenía medianamente al margen con la organización, no le perturbaba ni le daba miedo, si ese era su destino, lo aceptaría con gusto y dándole la bienvenida.

De todos modos, ella les había advertido que si atentaban contra la aldea reaccionaría, no debían esperar nada menos que lo que ella les advirtió.

Hacía ya mucho tiempo que no tenía contacto con Itachi, no había vuelto a verlo luego del incidente donde habían aparecido en la aldea y peleado con los que eran su amigos más cercanos. Todavía podía recordar a Kisame y su voz gruesa hablándole como los amigos que podrían haber llegado a ser si las cosas no fueran de ese modo.

Una vez le había ofrecido un refugio y comida si abandonaba la organización criminal pero jamás cumplió con su palabra.

Su mochila estaba hecha, solo llevaba lo justo y necesario para el viaje, cosas que fueran indispensables. Claro que allí se encontraba una pequeña fotografía de ella junto a su familia y otra junto a Naruto, no podía irse sin aquellas dos por más de que le pudiera salir el tiro por la culata y fuera robada por un enemigo.

En su cuello se encontraba la bufanda de Kakashi, también sintió necesario llevarse algo que le recordara a él.

Ella era la encargada de ir a buscar a ambos hombres para irse juntos, prefería aquello que tener que esperar en la puerta de entrada de la aldea como una momia. Además, podría saludar a Minori por las dudas de que cuando volviera no se la volviera a encontrar, no volvería a cometer el mismo error que cometió con su abuela.

En cuanto a Tenzo, no tenía a nadie de su familia a quien saludar así que solo tocaría la puerta y lo esperaría a que saliera cuando estuviera listo. Primero iría a por Hiro y luego iría a por él.

Regó por última vez sus plantas a sabiendas de que de igual manera terminarían muriendo pues nadie iría a regarlas diariamente como ella solía hacerlo. Quizás cuando volviera podría lograr que volvieran a vivir o quizás la lluvia las mantendría con vida esperando a su regreso.

Miró los alrededores pues había sentido una presencia desde que salió con la regadera al patio trasero.

—Sal, ya sé que estás aquí.— Exclamó dejando la regadera en su lugar.

El pelinegro hizo su aparición de inmediato tras oír aquello.

Era obvio que ella sabría de su presencia, tan solo se estaba asegurando de que estuviera completamente sola como para ir a encararla y advertirle en que se estaba metiendo antes de que todo acabara de mala manera, lo mejor era desligarse lo antes que pudiera.

—¿Es necesario esconderse como rata?— Preguntó.— Después de todo, ya has venido aquí y hasta tu hermano te ha visto.

Itachi suspiró, entendió completamente porque estaba siendo tan corte, sí, él también se sentía un hipócrita por haberle pegado a su hermano cuando le pidió a ella que lo cuidara lo más que pudiera en su ausencia.

Ella se cruzó de brazos frente a él como buscando que soltara la razón por la cual estaba allí pero no lo consiguió.

El Uchiha la tomó del brazo y juntos se adentraron a la casa lo antes posible, él también tenía el presentimiento de que allí había alguien además de ellos dos así que lo mejor era hablar en un lugar que pudiera ser medianamente privado. Si Akatsuki se enteraba de lo que estaba haciendo, no saldría muy bien parado de esa situación pero tampoco podía dejar que ella perdiera toda su vida.

Nyoko se soltó de su agarre apenas estuvieron dentro, se sentía disgustada de ser llevada con tan poco respeto.

—Habla antes de que pierda los estribos.— Amenazó.

ᴄʜᴀʀᴍᴏʟʏᴘɪ; ᴋ.ʜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora