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Era un día realmente frío. La madrugada tenía sus efectos en el clima y cada vez era más notorio.

Nyoko estaba realmente en un aprieto, quizás era por ello que no sentía las brisas que se colaban entre las roturas de sus ropas ni la baja temperatura del lugar o quizás se trataba de que la adrenalina del momento la mantenía con la temperatura suficiente como para no sufrir con aquel frío.

Había aceptado una misión de Danzo, sabía de ante mano que sería difícil y muy arriesgada pero de todos modos la acepto, por lo que la situación de ese momento era de preverse. Ni siquiera estaba enojada, Danzo dijo que era lo más probable que sucediera y que precisamente por ello quería que ella fuera sola.

Danzo opinaba que con sus habilidades sería la única capaz de lograr una misión exitosa, siempre tuvo mucha fe en ella pues él la había entrenado por lo que, no solo sabía de lo que era capaz sino que, confiaba en su capacidad.

La Tsukino suspiró, esperaba aquello pero no esperaba tanta dificultad. Quizás era momento de que utilizara un último jutsu antes de volver.

Estaba a punto de hacerlo pero fue entonces cuando aquel Sannin apareció frente a ella haciéndola abrir sus ojos como platos ante la sorpresa, aquello no lo habían anticipado ni ella ni Danzo.

—Vaya, vaya... Veo que Danzo aún sabe elegir a sus shinobis.

La Tsukino no cambió su semblante serio, mantuvo fuerte el agarre del kunai y se quedó en la posición, lista para atacar. 

Aunque era inútil, sabía que aquello no serviría contra un Sannin, mucho menos tratándose de Orochimaru. No le tenía ningún rencor u odio pero acababa de tener una batalla con los que probablemente eran sus secuaces por lo tanto enfrentarse a él formaba parte de su destino.

Los ninjas que seguían de pie abandonaron sus posiciones. De los treinta que eran solo habían quedaron unos cuatro y con heridas.

Nyoko no entendía que quería Orochimaru como para presentarse en carne y hueso allí y como podía estar tan tranquilo teniendo a aquella chica lista para utilizar alguno de sus tantos jutsus del elemento oscuro.

El hombre se acercó un poco más hacía ella.

—Yo podría otorgarte información de tu clan.— Nyoko no abandonó su postura.— O quizás de tu hermano.

La peliblanca pasó saliva, estaba completamente impactada, su seriedad y compostura se perdió. Su brazo comenzó a temblar pero al darse cuenta reafirmo su agarre.

—Mi hermano está muerto.— Escupió.— De todos modos, no me darías información sin algo a cambio.— Quería sacarle la mayor información posible.

—Tus habilidades podrían serme útiles.— Admitió.— He visto parte de ello gracias al muchacho de tu equipo pero su poder no es nada comparado con el tuyo, te he visto pelear contra mis guardias. Me gustaría que te unieras a mi, a cambio traeré a tu hermano de vuelta al mundo.— Rio levemente.— Aunque siga vivo.

La chica tensó su mandíbula, no sabía que clase de juego estaban jugando pero ella no sería parte de ello.

—Deja de hablar de mi hermano, ten un poco de respeto por los muertos.

Orochimaru se acercó aún más, quedando a pocos metros de la chica, por lo que dio un pasó hacia atrás a la vez que juntaba valor para poder llevar a cabo esa batalla.

—Bien. Veamos que tan buena eres.

En cuanto el Sannin finalizó su oración, la chica pudo divisar como el hombre comenzaba a irse de allí.

ᴄʜᴀʀᴍᴏʟʏᴘɪ; ᴋ.ʜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora